Friday, November 03, 2006

Transparencia educativa

Desde la comodidad de sus hogares, los californianos son capaces de observar detenidamente el desempeño académico de las escuelas a donde mandan a sus hijos.
Apenas el 14 de marzo anterior, el Departamento de Educación de California dio a conocer el más reciente reporte acerca del trabajo y los alcances logrados por las 9 mil 221 escuelas, las cuales dan clases a más de 6.2 millones de alumnos.
El informe oficial da a conocer las mejoras en la educación californiana (que no es ni cercanamente de las mejores en los Estados Unidos) a nivel estado, condado, distrito y hasta escuela.
A través de la página de Internet del Departamento de Educación se puede navegar entre un mar de cifras que dan cuenta de cómo y cuánto avanzaron las escuelas del Valle Imperial durante el año escolar anterior.
En unos segundos, el ciudadano puede constatar cuáles son las mejores primarias, secundarias y preparatorias de la localidad.
Tenemos, por ejemplo, a la Primaria Westside de Imperial, la cual logró avanzar 91 puntos, para llegar a los 885 totales, un nivel por demás envidiable para cualquier centro escolar (las calificaciones escolares oscilan entre los 200 y los mil puntos).
En la lista siguen en orden descendente las primarias McCabe, del sur de El Centro, (la cual logró los 882 puntos, un avance de 31); la Fremont, de Calipatria (con 815 puntos, un aumento en el 2005 de 32 unidades); y la Waggoner de Imperial, que ovtuvo un puntaje de 811.
Del otro lado de la moneda, también es fácil reconocer que las peores escuelas de la localidad son las llamadas preparatorias de continuación, donde se prepara académicamente a los adultos o a quienes se vieron obligados a salir de la educación formal, por los motivos que sean.
No se trata simplemente de saber los resultados obtenidos.
Estas calificaciones le sirven al gobierno federal para asignar recursos a los centros y distritos escolares.
La gran parte de los fondos públicos para la educación pública (que no es gratuita en ningún lugar del mundo, ya que ésta se paga a través de los impuestos), se entregan en base a la asistencia diaria del alumnado. La otra, por medio de los avances que presenta la educación, gracias a las reformas del sistema de enseñanza nacional, implementadas y criticadas desde el inicio del gobierno de George W. Bush.
De ahí que la comunidad educativa esté tan preocupada por las manifestaciones de alumnos de preparatoria quienes, dejando el aula para otros días, ha salido a las calles en protesta por las medidas antiinmigrante que se discuten a nivel federal, perjudicando las arcas de las escuelas.
Además, los padres de familia, en base a esta información, pueden con todas las de la ley, discutir los problemas de las escuelas a donde envían a sus hijos.
De esta manera, los padres de familia pueden exigir cuentas y explicaciones sobre las fallas al interior de las escuelas a donde envían a sus hijos.
Además, la comunidad educativa de cada centro escolar (maestros, administrativos, estudiantes y sus padres), están en condiciones de responsabilizarse por la enseñanza pública de las generaciones futuras.
Indirectamente, esta información tiene como consecuencia el que una familia decida adquirir una vivienda (cuyo precio promedio oscila los 550 mil dólares en California) en cierta región o ciudad.
Porque, de pagar por una casa en determinado lugar, pero donde las escuelas no son de lo mejor, obvio es que los padres se verán influenciados a residir donde se cuente con centros escolares de mayor nivel.
De este lado de la frontera, los alumnos acuden a las escuelas según la ubicación geográfica de su residencia, ya que los distritos escolares son en realidad divisiones territoriales sobre las que tienen jurisdicción escolar y fiscal.
¿Cuáles son las mejores y las peores escuelas de, digamos, Mexicali?
¿En qué nivel de enseñanza están y a donde van?
¿Qué se les exige para el siguiente año escolar?
Las respuestas deben estar, seguramente, bien guardadas en algún cajón de la Secretaría de Educación, comandada por José Gabriel Posada Gallego (quien trabaja arduamente en su campaña hacia la alcaldía de Mexicali).
Peor aún es la triste situación del magisterio, en cuya Sección 37 se viven días sumamente tristes y por demás lamentables, luego de la efímera posesión de Héctor Lara.
Como bien se sabe, la cúpula del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación tiene secuestrado al sistema educativo bajacaliforniano, ya que las decisiones sobre quién debe ocupar los principales puestos directivos recaen en el liderazgo seccional, pasando por encima de quienes contribuyen a la educación de la niñez: los padres de familia.
Ya se les hizo muy, muy tarde a las autoridades educativas el responder adecuadamente a las exigencias de preparación académica, a través de la reforma educativa que por ningún lado se puede observar.Sigamos esperando.

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