Thursday, October 11, 2007

H2O

Hace algunos años, los expertos señalaban que las guerras del futuro estarían relacionadas con el agua.
Parece que ese futuro ya nos alcanzó, sin que los líderes regionales tengan la intención real de arreglar el problema.
Desde hace varios meses, en California se vive una crisis por la falta del líquido en la región.
No solamente la sequía, sino la falta de agua proveniente de las sierras que en el invierno recibieron menos nieve, aunado al intenso calor que se ha sufrido en estos años, han derivado a su vez en la escasez del líquido.
Lo paradójico es que la entidad se ha visto obligada a depositar en el mar cantidades importantes de agua, ante la falta de espacios para su almacenamiento.
La falta de acuerdos políticos entre el Ejecutivo y la Legislatura para resolver el problema, obligó al gobernador Arnold Schwarzenegger a convocar a una sesión especial del congreso local, para analizar el tema.
En una carta dirigida a los líderes legislativos, Schwarzenegger les pone en claro la situación actual.
Y hay varios datos que deberían provocar los consensos necesarios para empezar a actuar.
Hace más de un siglo, recuerda Schwarzenegger, se creó el Proyecto Estatal de Agua, con el cual los líderes de entonces tuvieron una visión sobre las necesidades futuras de infraestructura hidráulica en el estado.
El mandatario apunta que el elemento más controversial para resolver la crisis del agua es la expansión o no del sistema de reservas.
Los opositores a que el estado (con el dinero del contribuyente) gaste miles de millones de dólares en este proyecto, argumentan que California ya cuenta con una amplia red de reservas, por lo que con el ahorro y el reciclaje es suficiente.
Añaden los opositores que, en caso de aprobarse estas reservas, deben ser pagadas por las agencias de agua locales y no por todos los que pagan impuestos.
El Ejecutivo pide que se convoque a un plebiscito, en el que la ciudadanía apruebe o rechace un paquete de bonos estatales por más de 6 mil millones de dólares para construir esta red de reservas.
El ‘Gobernator’ explica que entre octubre del 2005 y septiembre del 2006, las reservas de Shasta y Folsom tuvieron que dejar en el océano miles de millones de galones, ante la falta de espacio suficiente para conservarla y utilizarla en el futuro.
Lo mismo ha ocurrido en otras partes del estado.
De no haberlo hecho así, habrían enfrentado serios problemas de inundaciones.
La sequía y la poca nieve que calló durante el invierno en las sierras también han causado problemas.
Las reservas mayores del estado contienen menos agua este año que el anterior, según la información oficial.
Varias ciudades han tenido que empezar a aplicar medidas de racionalización del uso del líquido.
En San Diego, las autoridades iniciaron con el ‘Reto de los 20 galones’, a través del cual se busca limitar el uso del agua en aquella región.
Hasta el momento, solamente se han inscrito en el programa 216 usuarios, quienes han logrado ahorrar cada día unos 33 mil galones. Una miseria comparado con el tamaño de su población.
Con este proyecto se pide a la población poner en marcha diversas medidas, como el usar las lavadoras de ropa cuando estén llenas, así como reparar las fugas.
Incluso, las autoridades otorgan incentivos monetarios para la compra de aparatos más eficientes, como escusados y otros enseres domésticos.
En julio, se llamó a la población sandieguina a utilizar al mínimo el agua entre las 6 de la mañana y las 8 de la noche.
Y es que ante el intenso calor, la ciudadanía empezo a utilizar más el liquido vital, lo que llevó a una labor más intensa en los sistemas de distribución de agua.
La población de la ciudad de Los Angeles, según el gobernador, desde 1975 ha aumentado en 1 millón de habitantes.
Los residentes de la ciudad californiana más importante utilizan mucho menos agua que hace 30 años, gracias al uso de escusados eficientes y regaderas económicas.
A pesar de ello, el alcalde angelino Antonio Villarraigosa, tuvo que pedirle a la población a recortar en un 10 por ciento su consumo de agua este año.
Pero lo peor está aún por venir: se estima que para el 2050, la población de California llegará a los 60 millones de personas, más del doble de la actual, por lo que los problemas de abastecimiento crecerán exponencialmente.
De ahí que Schwarzenegger señale que el ahorro no será suficiente, sino que se deben construir las presas y sistemas de almacenamiento suficientes para llevar el agua a los actuales y futuros residentes del estado.
Incluso, el mandatario expresó que el agua que se almacene puede servir para propósitos ecológicos, como el mantenimiento del agua en el Delta de San Joaquín para la subsistencia del salmón.
“El ahorro es la clave, pero no puede resolver la creciente crisis de agua en California por sí solo”, exclamó el gobernador a los críticos de su plan.
Lo curioso es que el Vicepresidente del Senado, el Demócrata Don Perata, presentó un paquete de medidas similares a las anunciadas previamente por el gobernador para resolver este problema.
Las iniciativas fueron aprobadas en el Comité Senatorial de Agua y Recursos Naturales, pero le faltaron cuatro votos en el pleno para continuar su vida legislativa.
Los Republicanos votaron en bloque en contra de la medida, y ninguno se dispuso a cruzar la línea partidista.
El Instituto de Política Pública de California (PPIC), un organismo independiente, señaló en febrero de este año que para resolver el problema del agua, principalmente el deteriorado Delta de Sacramento y San Joaquín, se requiere un fuerte liderazgo político e institucional.
En un reporte especial, el instituto señala que en las últimas tres décadas, la política y la controversia en torno al delta, que distribuye agua a gran parte de California, han llevado a batallas casi épicas entre ecologistas, productores agrícolas, urbanizadores y funcionarios.
La región del Delta enfrenta problemas de hundimiento de tierra, el aumento en los niveles del mar, el cambio climático, la fauna invasiva, el derrumbe de los diques, la degradación constante de los sistemas de mantenimiento, las exigencias legales para la protección de especies en peligro de extinción y hasta un potencial terremoto.
Una falla mayor en cualquiera de estos temas podría llevar a un gasto de 40 mil millones de dólares, estima el PPIC.
De ahí que el organismo haya indicado que una solución difícilmente podrá agradar a todos los involucrados.
Agrega el instituto que desde mediados del año pasado, la autoridad encargada del delta se quedó sin responsables y sin presupuesto.
A finales de agosto, un juez federal determinó que unos 25 millones de usuarios del agua del Delta deberán verse limitados, ya que para proteger a la fauna acuática, se deberán destinar mayores cantidades de agua a los cauces, en lugar de irse por la tubería a las viviendas.
Se estima que los agricultores deberán recortar su consumo en un 30 por ciento para el próximo año, ante la decisión judicial.
El PPIC puso el dedo en la llaga, al establecer que deben ser los usuarios directos del delta quienes se responsabilicen por el financiamiento de las soluciones.
Esto pone en serios aprietos a la propuesta oficial, ya que del agua que consume el estado, los productores agrícolas consumen cuatro quintas partes.
El californiano promedio gasta al año 467 dólares por consumo de agua. Sin embargo, los agricultores pagan, en promedio, mucho menos.
El dilema es que, de incrementar las tarifas al sector agrícola, llevaría a su vez a un aumento en los productos básicos.
De ahí que las autoridades en San Diego hayan buscado alternativas de fuentes de agua, como el encementado del Canal Todo Americano y la fatídica transferencia de aguas del Valle Imperial a la zona costa, lo que ha dejado mayor desempleo en el sector agrícola local.
Ante toda la situación, los políticos en Sacramento siguen discutiendo el tema, sin poder sacar adelante proyecto legislativo alguno.
Ya es hora de que las autoridades de esta frontera empiecen a ver la forma de repartir de manera justa el agua que se necesita, antes de que la crisis realmente alcance al desierto, pues lo del Todo Americano es apenas el inicio de una larga lucha.