
No me imagino al ‘Gobernator’ de esta forma.
Menos a Janet Napolitano, Gobernadora de Arizona.
Es más, a ninguno de los gobernadores ni a los alcaldes de las ciudades más importantes del País.
Para empezar, sus legislaturas o cabildos les negarían gastar el dinero del pueblo en promover su imagen como gobernantes.
Sí, sus caras y pronunciamientos se ven o escuchan en los medios de comunicación, pero solamente en dos circunstancias muy particulares: cuando los noticiarios recogen sus impresiones o en anuncios políticos de campaña, pagados con recursos privados, vía chequeras de sus seguidores o corporativos que desean influir en las decisiones de los políticos (pero esa, es otra historia).
Echando un poco la imaginación, pensemos en cómo sería la propaganda del gobierno de Arnold Schwarzenegger.
Para empezar, el slogan.
Si en tiempos de Eugenio Elorduy fue el ‘Baja California, Grande por Tí’, y con José Guadalupe Osuna llegó el ‘GobBC’, quizá el actor convertido en político podría echar mano de sus producciones artísticas (si es que las hay) o su corpulenta figura para ser la imagen del Ejecutivo.
Una de sus posibles frases de gobierno bien podría ser ‘Muscling California’, o Dándole Músculo a California.
Otra más sería ‘Pumping the State’s Future’, en referencia a su película ‘Pumping Iron’, que lo catapultó a la fama. O que tal ‘California the Barbarian’.
También ‘Terminating Problems’, aunque se escuche un poco negativo.
Qué tal ‘After Total Recall’, en referencia a la elección de revocación de mandato por la cual llegó al poder en el 2003, llamada en inglés “recall”.
Sin duda, ‘Running the State in the Right Direction’ sería el más apropiado.
Ahora, habrá qué pensar en el color a destacar.
Azul no, por que este color primario es el representativo del Partido Demócrata.
¿El Rojo?
Tal vez, con la esperanza de que no lo confundan con el ex Alcalde de Tijuana, Jorge Hank; el Gobernador de Sonora, Eduardo Bours o hasta con los mandatarios de Veracruz o el Estado de México, Fidel Herrera y Enrique Peña Nieto, respectivamente.
Lo que realmente sería lamentable es el costo de estas campañas de gobierno. Y más todavía en tiempos de un déficit por 16 mil millones de dólares.
Tan sólo la publicación de una página completa en el diario Los Angeles Times cuesta 11 mil 576 dólares, esto entre semana. Los domingos hay que añadirle otros 2 mil dólares.
Hay que considerar también a otros diarios de relevancia como el San Diego Union-Tribune, el Sacramento Bee o el San Francisco Chronicle.
Pero éstos no son los únicos periódicos editados en el estado, pues existen más de 500 publicaciones entre diarios y semanarios.
Ah, no hay que olvidar a cientos de estaciones de radio y televisión, los blogs y también los espectaculares.
A Schwarzenegger le vendrían baratos los 6 millones de dólares que el Gobierno de Baja California gastó el año anterior en publicidad gubernamental, con su traído y llevado ‘BC Grande por Tí’, que llevaba casi como tatuaje la cara del gobernador Elorduy Walther.
El ex mandatario, gracias al voto del entonces diputado del PRI, Carlos Montaño, se salió con la suya y obligó al Congreso local en una fría noche de diciembre del 2006 a autorizarle su plan de gastos para el siguiente año.
Yo dudo mucho que los Demócratas, quienes dominan la Legislatura Estatal, le acepten un gasto así. Me atrevo a asegurar que tampoco los de su mismo partido, el Republicano, presionen el botón verde en su máquina electrónica de votación para permitir que Schwarzenegger gaste un solo dólar en este tipo de publicidad.
El gasto de propaganda gubernamental del gobierno bajacaliforniano durante el 2007 se fue principalmente a la televisión.
Los más beneficiados fueron no los ejecutivos de cuenta, sino los gerentes de ventas y generales de las principales cadenas pantalleras de la región.
Especialistas en el tema aseguran que esto trae como consecuencia un conflicto de intereses, ya que los reporteros (pagados con salarios irrisorios) son presa fácil de la censura del gobierno en turno.
Al no gustarles cierta información o tendencia de los encargados de informar al público, fácilmente desde las Oficinas de Comunicación Social se puede ‘negociar’ la adecuación de la cobertura informativa, a cambio de importantes compras de pautas publicitarias.
O bien, se puede presionar al medio para que cambie su estilo, ante el posible retiro de recursos públicos destinados a la publicidad.
Vil extorsión, en términos llanos.
No es que en Estados Unidos se limite la publicidad oficial, pero ésta debe ser destinada a anunciar servicios o eventos comunitarios, dar a conocer las sesiones públicas en temas relevantes, o bien convocar a las empresas a un concurso de obra.
Si Osuna Millán de verdad desea hacer un gobierno austero, podría empezar recortando sus gastos de propaganda y destinarlos a combatir realmente la pobreza, sin regalar solamente cobijas para fines electorales.
Preguntas…
¿Cuánto costó mandar pintar patrullas y hacer chamarras, camisetas, pancartas de plástico, tarjetas de presentación, calendarios y papelería en general con el logotipo del ‘Boletazo’?
¿Por qué tanto gasto para nada más 100 días?
¿Cuánto costará ahora tirar a la basura todos estos productos para darle entrada a la nueva imagen oficial del gobierno estatal?
¿Tienen planeado los ‘cerebros’ del gobierno cambiar otra vez la imagen en 100 días?
¿De verdad creerá nuestro gobernador que somos estúpidos o que estamos ciegos?
Menos a Janet Napolitano, Gobernadora de Arizona.
Es más, a ninguno de los gobernadores ni a los alcaldes de las ciudades más importantes del País.
Para empezar, sus legislaturas o cabildos les negarían gastar el dinero del pueblo en promover su imagen como gobernantes.
Sí, sus caras y pronunciamientos se ven o escuchan en los medios de comunicación, pero solamente en dos circunstancias muy particulares: cuando los noticiarios recogen sus impresiones o en anuncios políticos de campaña, pagados con recursos privados, vía chequeras de sus seguidores o corporativos que desean influir en las decisiones de los políticos (pero esa, es otra historia).
Echando un poco la imaginación, pensemos en cómo sería la propaganda del gobierno de Arnold Schwarzenegger.
Para empezar, el slogan.
Si en tiempos de Eugenio Elorduy fue el ‘Baja California, Grande por Tí’, y con José Guadalupe Osuna llegó el ‘GobBC’, quizá el actor convertido en político podría echar mano de sus producciones artísticas (si es que las hay) o su corpulenta figura para ser la imagen del Ejecutivo.
Una de sus posibles frases de gobierno bien podría ser ‘Muscling California’, o Dándole Músculo a California.
Otra más sería ‘Pumping the State’s Future’, en referencia a su película ‘Pumping Iron’, que lo catapultó a la fama. O que tal ‘California the Barbarian’.
También ‘Terminating Problems’, aunque se escuche un poco negativo.
Qué tal ‘After Total Recall’, en referencia a la elección de revocación de mandato por la cual llegó al poder en el 2003, llamada en inglés “recall”.
Sin duda, ‘Running the State in the Right Direction’ sería el más apropiado.
Ahora, habrá qué pensar en el color a destacar.
Azul no, por que este color primario es el representativo del Partido Demócrata.
¿El Rojo?
Tal vez, con la esperanza de que no lo confundan con el ex Alcalde de Tijuana, Jorge Hank; el Gobernador de Sonora, Eduardo Bours o hasta con los mandatarios de Veracruz o el Estado de México, Fidel Herrera y Enrique Peña Nieto, respectivamente.
Lo que realmente sería lamentable es el costo de estas campañas de gobierno. Y más todavía en tiempos de un déficit por 16 mil millones de dólares.
Tan sólo la publicación de una página completa en el diario Los Angeles Times cuesta 11 mil 576 dólares, esto entre semana. Los domingos hay que añadirle otros 2 mil dólares.
Hay que considerar también a otros diarios de relevancia como el San Diego Union-Tribune, el Sacramento Bee o el San Francisco Chronicle.
Pero éstos no son los únicos periódicos editados en el estado, pues existen más de 500 publicaciones entre diarios y semanarios.
Ah, no hay que olvidar a cientos de estaciones de radio y televisión, los blogs y también los espectaculares.
A Schwarzenegger le vendrían baratos los 6 millones de dólares que el Gobierno de Baja California gastó el año anterior en publicidad gubernamental, con su traído y llevado ‘BC Grande por Tí’, que llevaba casi como tatuaje la cara del gobernador Elorduy Walther.
El ex mandatario, gracias al voto del entonces diputado del PRI, Carlos Montaño, se salió con la suya y obligó al Congreso local en una fría noche de diciembre del 2006 a autorizarle su plan de gastos para el siguiente año.
Yo dudo mucho que los Demócratas, quienes dominan la Legislatura Estatal, le acepten un gasto así. Me atrevo a asegurar que tampoco los de su mismo partido, el Republicano, presionen el botón verde en su máquina electrónica de votación para permitir que Schwarzenegger gaste un solo dólar en este tipo de publicidad.
El gasto de propaganda gubernamental del gobierno bajacaliforniano durante el 2007 se fue principalmente a la televisión.
Los más beneficiados fueron no los ejecutivos de cuenta, sino los gerentes de ventas y generales de las principales cadenas pantalleras de la región.
Especialistas en el tema aseguran que esto trae como consecuencia un conflicto de intereses, ya que los reporteros (pagados con salarios irrisorios) son presa fácil de la censura del gobierno en turno.
Al no gustarles cierta información o tendencia de los encargados de informar al público, fácilmente desde las Oficinas de Comunicación Social se puede ‘negociar’ la adecuación de la cobertura informativa, a cambio de importantes compras de pautas publicitarias.
O bien, se puede presionar al medio para que cambie su estilo, ante el posible retiro de recursos públicos destinados a la publicidad.
Vil extorsión, en términos llanos.
No es que en Estados Unidos se limite la publicidad oficial, pero ésta debe ser destinada a anunciar servicios o eventos comunitarios, dar a conocer las sesiones públicas en temas relevantes, o bien convocar a las empresas a un concurso de obra.
Si Osuna Millán de verdad desea hacer un gobierno austero, podría empezar recortando sus gastos de propaganda y destinarlos a combatir realmente la pobreza, sin regalar solamente cobijas para fines electorales.
Preguntas…
¿Cuánto costó mandar pintar patrullas y hacer chamarras, camisetas, pancartas de plástico, tarjetas de presentación, calendarios y papelería en general con el logotipo del ‘Boletazo’?
¿Por qué tanto gasto para nada más 100 días?
¿Cuánto costará ahora tirar a la basura todos estos productos para darle entrada a la nueva imagen oficial del gobierno estatal?
¿Tienen planeado los ‘cerebros’ del gobierno cambiar otra vez la imagen en 100 días?
¿De verdad creerá nuestro gobernador que somos estúpidos o que estamos ciegos?