No es lo mismo trabajar en el vehículo de una gran empresa, que hacerlo a bordo de una vieja carcacha y teniendo qué pagar desde la gasolina hasta las reparaciones.
Tampoco es igual desempeñar una labor ganando un salario digno y sin preocupaciones financieras a cumplir con el deber con el ‘Jesús en la boca’.
Mucho menos se parece ver reflejada la obra del día a la que accesan miles de personas, a lo que se hace desde trincheras mucho más humildes.
Pero tal parece que a quienes premian la labor periodística, esto poco les importa.
Cada año, los periodistas del mundo reciben el reconocimiento por la relevancia del fruto de su trabajo en sus respectivos medios de comunicación.
México no es la excepción.
Sin embargo, quienes resultan galardonados son constantemente quienes reciben sus ingresos de las grandes corporaciones de comunicación, ya sea radio, prensa o televisión.
En este 2008, todo fue igual.
Una camarilla de reporteros, supuestamente los más destacados en suelo azteca, deciden a los ganadores de los Premios Nacionales de Periodismo, los cuales dicen son ciudadanos, ya que el gobierno ha sacado las manos del mismo, contrario a lo que ocurría con antelación.
Como cada año, el comité organizador recibe cientos de trabajos realizados por los reporteros de todos los rincones de México.
Regularmente, los frutos del trabajo reporteril que reciden la distinción como los mejores se enfocan en los temas que interesan en el centro del País.
Centenares de compañeros reporteros de los estados ven frustradas sus aspiraciones, ya que sus trabajos para ni siquiera reciben una mención honorífica.
Si el reportero no trabaja en un medio nacional, principalmente televisión, es casi imposible ser reconocido.
Los jurados, en su mayoría, son residentes de la capitaa y laboran en medios “nacionales”, lo que sea que eso signifique.
Peor aún resulta la reciente denuncia de un columnista mexicano, quien demostró que los jurados son reconocidos poco tiempo después de haber participado en la designación de los ganadores.
Amor Lajud, Coordindora del Premio, me respondió hace algunas semanas en un correo electrónico que el jurado ciudadano no tienen intereses particulares.
Entonces, ¿cómo se explica que cada año sean los reporteros de los medios más conocidos quienes reciben los “importantes” premios?
Las temáticas regionales o locales, sencillamente no importan. Tampoco los recursos disponibles para realizar su labor.
Los medios locales de comunicación deben responder a las necesidades de información de sus comunidades, por lo cual se abordan temas inherentes a las mismas.
Además, lo limitado de las categorías de los premios sencillamente impide a los excelentes trabajos que se producen en lo que llaman “provincia” a ser debidamente reconocidos.
Pero no crea el lector que esto pasa solamente en México.
Ahí están los Pullitzer, otorgados por la Universidad de Columbia, la cual reconoce cada año a los mejores trabajos periodísticos.
Casualmente, obtienen el primer lugar los reporteros de medios nacionales como New York Times, Chicago Tribune, Los Angeles Times, San Diego Union-Tribune y los publicados en la zona metropolitana de la capital estadounidense, como el Washington Post.
Los de estos medios son los periodistas mejor pagados del País, con los mayores recursos y el apoyo total de sus empresas, debido a la fortaleza de las mismas para poder cubrir casi todos los casos que reciben.
Los medios locales carecen de estos recursos y en muchas ocasiones dependen de unas cuantas empresas para poder subsistir a través de la publicidad.
En México, la situación es todavía peor, ya que muchos medios requieren el apoyo de publicidad gubernamental para seguir con vida, la cual contínuamente les ‘cambalachean’ por notas favorables.
A pesar de ello, hay quienes se “avientan’ a realizar denuncias o piezas de investigación profunda sobre los gobernantes, temiendo la represión que significa el que les corten estos subsidios.
Quien no lo sepa, cuesta muchísimo dinero producir programas de televisión o de radio, como mesas redondas, reconocidas por el Premio Nacional de Periodismo. Eso lo saben y muy bien los jurados.
Por toda esta lamentable situación, las categorías del Premio de Periodismo debieran ampliarse a los campos locales, dependiendo de la circulación del medio.
Los trabajos publicados a nivel local tienen una gran repercusión en la vida política, económica y social de sus respectivas comunidades, y a su vez en la realidad nacional.
Ademas, debiera haber menciones especiales, a fin de involucrar y reconocer los trabajos de los medios locales.
De no ser así, la mejor opción será no participar en las siguientes ediciones de los premios.