Thursday, April 26, 2007

California y el DF

Hace un par de semanas explicaba en este espacio la gran similitud entre los residentes de California y el Distrito Federal, que tienen que ver con sus respectivos fenómenos migratorios y las consecuencias en los lugares a donde emigran los habitantes.
Pero, aún existen más semejanzas entre ambas entidades, principalmente en el aspecto político y demográfico.
California es el estado con mayor población de toda la Unión Americana, con alrededor de 36 millones de habitantes. Igual sucede con el área metropolitana del Distrito Federal, a la que se unen los residentes de los municipios aledaños del Estado de México, como Naucalpan y Ciudad Netzahualcóyotl.
De hecho, la ciudad de Los Ángeles es la ciudad con más mexicanos en el mundo fuera de territorio nacional.
Tanto en California como en el Distrito Federal rigen partidos políticos del ala progresista: en el primero, los Demócratas dominan la Legislatura (y hasta finales del 2003, también el Poder Ejecutivo), mientras en el segundo, la primera gran fuerza partidista es el Partido de la Revolución Democrática.
Esto ha empujado a su vez que ambos partidos hayan lanzado propuestas legislativas que le permitan a la población contar con nuevas opciones vanguardistas en su estilo de vida.
Aunque para los sectores conservadores del Partido Republicano y Acción Nacional (minoritarios políticamente) signifiquen un atentado contra la vida misma, desde la óptica progresista el aborto y la eutanasia sólo representan alternativas compasivas a problemas que viven algunos sectores de la población.
El debate moralista respecto a ambas propuestas que el conservadurismo le ha impreso son solamente pronunciamientos fundamentalistas, muy cercanos a los que hacen organizaciones radicales terroristas en el mundo.
Su fanatismo los ha llevado a olvidar sus propios principios.
Los jerarcas católicos, por su parte, se abren de capa nombrándose defensores de la vida, olvidando que son alcahuetes de pederastas y aberraciones como los Legionarios de Cristo y el Opus Dei.
Algunos políticos conservadores, adoradores de Baco y Afrodita los fines de semana, pero muy adeptos a acudir ante Jesucristo los domingos, le roban al pobre para dárselo a quienes les será imposible entrar al Reino de los Cielos (como el caso del ex Congresista Republicano Duke Cunningham), resultan también hipócritas en este sentido.
Mientras en la capital azteca se analiza el tema de la despenalización del aborto (tema agotado políticamente en Californa), la jerarquía de la Iglesia Católica, apoyada por grupúsculos, amenaza de muerte y con la excomulgación a quienes voten a favor de dicha medida.
Una nueva cruzada, pero a mucho menor escala.
La única razón de los sectores izquierdistas es darle a las mujeres la opción de poder terminar con sus embarazos de manera segura.
Por supuesto, muy pocos están a favor del aborto. La realidad es que es más un asunto de sanidad y resguardo de la vida, que el ir en contra de esta última.
Sobre las cuestiones morales, no hay que olvidar que éstas son personales no impuestas.
Arrojar la piedra sin ver los pecados individuales cometidos no es algo que se nos haya enseñado. Allá cada quién con su conciencia.
Esta semana, un senador perredista anunció la presentación de la eutanasia pasiva, que significa dejar de darle medicamentos o aplicar aparatos de respiración artificial a los enfermos terminales.
Algo similar presentó el líder de la Asamblea de California, Fabián Núñez, hace algunas semanas.
La idea en el estado dorado es terminar con la vida de quienes se encuentran sin esperanza de sobrevivir a un mal terminal a unos días o semanas del fatal desenlace.
Esto motivó al Cardenal de Los Ángeles, Roger Mahony, a hacer calificativos en contra del legislador.
A su vez, se dio un acercamiento entre las partes. A pesar del diálogo, las diferencias permanecen y permanecerán.
Gracias a sus respectivas mayorías, tanto Demócratas como perredistas seguro obtendrán los suficientes votos como para convertir en ley sus propuestas.
Los descalificativos continuarán, eso también es seguro.
Lo que no es muy probable es que quienes hoy se rasgan las vestiduras hagan acto de contrición y mejor se ocupen de sus propias faltas.