Friday, March 07, 2014

Adiós enchilada



Arturo Bojórquez*
Llevamos ya 14 años intentando contar con una reforma migratoria que permita a millones de indocumentados en Estados Unidos poder resolver su situación y tener los tan ansiados “papeles” de residencia legal.


Fueron 8 años del gobierno de George W. Bush y con Barack Obama llevamos seis, que casi seguramente completará la misma cifra de su antecesor sin concretar el cambio migratorio.
Y conste, no creo que sea por falta de voluntad ni de votos. Tengo entendido que en la actualidad en lá Cámara de Representantes hay los suficientes miembros para ajustar las leyes y regularizar la situación de 12 millones de personas.
En los tiempos de Vicente Fox, su entonces Canciller, Jorge Castañeda, acuñó el término de la enchilada completa en referencia a la esperada reforma migratoria. Vino el ataque a las Torres Gemelas y junto a ellas se derrumbó el sueño de las personas indocumentadas.
El problema en la actualidad es que al interior de la bancada Republicana sus líderes se han negado a presentar el tema, ya que la mayoría ha optado por el No, situación que la minoría está políticamente obligada a aceptar, salvo que deseen corer el riesgo de que el partido les de la espalda en las elecciones y busquen nuevas opciones de candidaturas para mantener el status quo.
Actualmente, los Republicanos mantienen el control de la Cámara Baja gracias a los 232 miembros que posee en la Cámara de Representantes.
Para cambiar la situación, los Demócratas requieren arrebatarle 19 espacios en igual numero de distritos en el país.
¿Podrá eso ocurrir?
De acuerdo a las encuestas, entre más tiempo pasa más difícil se ve que los Demócratas recuperen el control de la Cámara Baja.
Mientras en todo el 2013 las encuestas revelaron una amplia mayoría para el partido del Presidente Obama, la distancia se recortó al final del 2013 y sigue la misma tendencia en lo que va del 2014.
No hay estudios que lo afirmen, pero una de las hipótesis sobre el derrumbe de las preferencias hacia los Demócratas en el Congreso podría ser la caída en la aprobación del mandatario estadounidense.
Hasta mayo del 2013, los norteamericanos respaldaban la labor de su Comandante en Jefe de manera amplia.
A partir de mayo, el apoyo se ha visto mermado, a tal grado de que en este 2014 la diferencia entre quienes rechazan y los que respaldan al residente de la Casa Blanca ha sido de hasta 14 y 18 puntos a favor de los primeros, de acuerdo a distintas encuestas.
El fracaso en cuestiones económicas y la escasez de empleo, la reforma sanitaria y la dirección que lleva el país han sido factores fundamentales en la caída de quien cada vez se acerca más a convertirse en lo que los políticos americanos llaman un “pato herido”.
Coincidentemente, fue en el mes de noviembre (con el cierre de las oficinas federales por el problema presupuestal) cuando los sondeos empezaron a marcar una ventaja positiva para los Republicanos en las elecciones legislativas de la Cámara de Representantes.
Desde entonces, las gráficas que muestran los datos de dichas encuestas parecen una montaña rusa, con los Demócratas a veces arriba y otras abajo.
Dicho en términos matemáticos: el descenso en la calificación presidencial es indirectamente proporcional al ascenso de las preferencias por los Rrpublicanos en el Congreso.
Faltan todavia ocho meses para las elecciones generales y aunque carezco de una bola mágica par aver el futuro,  dudo mucho que el partido del presidente pueda darle la vuelta a la situación y recuperar el control de la Cámara Baja que perdieron en las elecciones intermedias del 2010, principalmente porque en el horizonte no se vislumbra una recuperación soberbia de la economía nacional.
Las únicas posibilidades de que el barco siga el rumbo a favor de los Demócratas es que éstos realicen una campaña quirúrgica distrito por distrito y logren quitarle de las manos esos 19 asientos en la Cámara de Representantes a los Republicanos, o que ocurra un milagro.
*Arturo Bojórquez es periodista desde 1991. Estudió la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la Universidad Autónoma de Baja California y ha formado parte de diversos medios de prensa escrita, radio y television regionales. Actualmente, es Editor del Semanario Adelante Valle, que circula en el Condado de Imperial, California. Cuenta con residencia en Calexico.


Friday, September 20, 2013

Las letras chiquitas (y el conflicto de interés)



Arturo Bojórquez*
Regularmente, cuando un columnista o editorialista escribe sus aportaciones en medios de comunicación, al final de cada escrito aparece brevemente la actividad principal de quien lo firma.
“El autor es…”, se puede leer al final de la columna respectiva en letras pequeñas.
Esto se hace para que el lector conozca al quien redacta y le tenga mayor confianza, ya que de esta forma conoce la experiencia del emisor y le permite valorar si los enunciados los da a conocer alguien que está inmerso en la temática abordada.
Sin embargo, en ocasiones el mismo nombre del autor le da a uno la sensación de que la palabra de éste vale y el contenido a consumir es digno de fe y libre de ataduras de cualquier índole.
Hace meses, seguí de cerca la columna que semana a semana publica el “Analista Político”, Benedicto Ruiz Vargas, en una cadena periodística regional de Baja California.
Antes del inicio de las campañas electorales de este año, las aportaciones del escritor me parecían bastante profundas, con buen análisis situacional del acontecer político de la región y desde un punto de vista equilibrado y crítico.
Sin embargo, de la noche a la mañana la pluma del escritor en mención empezó a dar un giro: cada vez que podía lanzaba serios señalamientos al candidato panista a la gubernatura, Francisco Vega, lo mismo que a los partidos coaligados en su alrededor, y por el otro lanzaba loas a lo que ocurría desde el lado priista.
En ese momento, me pareció extraño el cambio. Pensé que, como ha ocurrido en otros casos, hubo algún tipo de arreglo o amenaza en contra de Ruiz Vargas para que su óptica se tornara más tricolor y menos blanquiazul.
Debo decir que, como lector, me decepcionó. Y es que, incluso, en ocasiones hizo planteamientos en sus textos de manera inexacta y cerca, muy cerca, de ser falaces.
Por ello, dejé de consumir su columna. Ahora me brinco la página y sigo llenándome intelectualmente con otrs opiniones.
Pero, como bien dicen, la verdad cae por su propio peso. Y eso me ocurrió esta semana, cuando descubrí el motivo detrás del cambio en el editorialista señalado.
El miércoles, el Congreso del Estado dio a conocer la presentación del libro “El sistema electoral en Baja California, 1989-2013. Una revisión general”.
Este texto fue auspiciado por el Presidente del Instituto de Estudios Legislativos, Víctor Navarro, diputado ecologista de origen tricolor quien hizo la presentación oficial.
Según un comunicado de prensa, el 1872, el autor es precisamente Ruiz Vargas, quien funge como Director de dicho instituto. O sea, además de ser editorialista, es funcionario del Poder Legislativo, donde cobra 60 mil pesos mensuales.
El director señala que desde 1989, las leyes electorales han cambiado conforme lo han hecho las federales, al agregar que el sistema está diseñado para dar gobernabilidad y no representatividad a los ciudadanos.
Estas reformas, añade, han provocado un alto abstencionismo, ya que no le inspiran confianza al votante.
Navarro, por su parte, destacó que la obra se hizo objetivamente y sin partidismos.
Desconozco si Ruiz Vargas la cobra o no por su columna, pero es lo de menos.
Lo verdaderamente importante es que en sus editoriales viola flagrantemente los principios de básicos de la ética periodística, colocándose en un claro conflicto de intereses.
Además, el dato revela que detrás de sus textos siempre estuvo la mano diabólica y anti-periodística del ex candidato tricolor, Fernando Castro.
Bien haría el columnista de origen tijuanense en, cuando menos, añadir dentro de las letras chiquitas su labor en la XX Legislatura, que no ha destacado por su transparencia o efectividad, como tampoco por ser democrática e imparcial.
E igual debieran hacer aquéllos reporteros que, además de su labor periodística, realizan otras dentro de las oficinas de gobierno.
*Arturo Bojórquez es periodista desde 1991. Estudió la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la Universidad Autónoma de Baja California y ha formado parte de diversos medios de prensa escrita, radio y television regionales. Actualmente, es Editor del Semanario Adelante Valle, que circula en el Condado de Imperial, California. Cuenta con residencia en Calexico.

Thursday, August 15, 2013

El petróleo en Mexicali








Por Arturo Bojórquez*
Mucho se ha hablado en los últimos días sobre la reforma energética propuesta e impulsada desde Los Pinos, pero cuya mano mece-cunas se encuentra en las personas de los salinistas Pedro Aspe, Jesús Reyes Heroles y Carlos Ruiz Sacristán, hoy ligados a empresas del sector que buscan y ya casi tienen amarrados proyectos gracias al pretendido cambio de política.
Desde el oficialismo y el empresariado mexicano, pasando por los propagandistas-periodistas del régimen a quienes ya conocemos, se ve con Buenos ojos esta medida que, de acuerdo al discurso gubernamental, traerá muchos beneficios en términos de reducción de costos, aumento en el empleo y baja en las tarifas eléctricas y precios de combustibles.
Por su parte, la izquierda defiende a ultranza la propiedad de la nación sobre la riqueza natural del país, tal y como la decretara en su momento el titular del Poder Ejecutivo federal, Adolfo López Mateos.
Los defensores del nacionalismo revolucionario afirman que ocurrirá precisamente todo lo contrario a los argumentos oficiales: aumento de costos, dependencia de los capitales internaciones privados y escasez de recursos para realizar obra pública.
Como carezco de una bola de cristal y no soy adivino, desconozco a ciencia cierta lo que nos va a deparar el futuro si se aprueba la reforma energética del Residente Oficial de Los Pinos; sin embargo, si nos basamos en el efecto que “nuestro petróleo” ha tenido en la capital bajacaliforniana, no creo que vaya a tener un efecto a nivel local.
Según dicen quienes saben del tema, Petróleos Mexicanos tiene ventas y rendimientos de cientos de miles de millones de dólares al año por la venta del crudo.
La Secretaría de Hacienda, a través del régimen fiscal especial de la paraestatal, le quita la enorme mayoría de sus recursos para depositarlos en manos de la burocracia federal.
Son casi seis millones de burócratas quienes reciben cada mes sus cheques gracias a los ingresos petroleros “propiedad de la nación”.
A su vez, el gobierno federal le distribuye una parte pequeña a los estados y todavía menor porción a los ayuntamientos para realizar obras y entregar servicios.
En este laberinto burocrático se pierde fácilmente el rastro de los recursos petroleros que son entregados a los gobiernos locales para cumplir sus objetivos.
Una de las pocas obras que se han hecho específicamente con excedentes petroleros en Mexicali es el Centro Estatal de las Artes: un complejo que alberga expresiones artísticas y que otorga a su vez capacitación para pequeños y grandes aspirantes a actividades como pintura, teatro, danza y otras ramas.
Fueron varios millones de pesos usados por el gobierno de Eugenio Elorduy para construir esta obra que, a decir verdad, le deja muy poco a la clase trabajadora.
Y es que los cursos del CEART, muchos de ellos de excelente calidad, se cobran por cientos de pesos que la clase baja que vive en los alrededores del sitio son prácticamente inaccesibles.
Dicen que hay becas y apoyos para que los hijos de obreros puedan acudir, pero son demasiado pocos para la enorme cantidad y demanda que hay en la ciudad.
Seguramente habrá quien salga a decir que son muchas más obras las que se han edificado gracias a los recursos procedentes del “oro negro”, pero los detalles solamente ellos los conocen.
Esta es una muestra clara de que el petróleo no es de los mexicanos, sino de los gobernantes en turno, y sus recursos no necesariamente se utilizan para promover la movilidad social ascendente o en proyectos productivos que saquen al país de la enorme pobreza que lo agobia.
El gran dilema es que, en caso de que se privatice la industria energética nacional como lo augura la izquierda, ni siquiera obras elitistas y de relumbrón como el CEART vamos a tener en el futuro.
Y de volverse realidad las expectativas de la izquierda ante la reforma, será hasta que los mexicanos paguen de electricidad los mexicalenses o que tengamos que gastar 10 dólares por galón de gasolina como ocurre en Europa cuando protestemos y salgamos a criticar las nuevas medidas. Para entonces, quizá, será demasiado tarde.
*Arturo Bojórquez es periodista desde 1991. Estudió la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la Universidad Autónoma de Baja California y ha formado parte de diversos medios de prensa escrita, radio y television regionales. Actualmente, es Editor del Semanario Adelante Valle, que circula en el Condado de Imperial, California. Cuenta con residencia en Calexico.

Friday, July 19, 2013

Para acabar con el dedazo




Arturo Bojórquez*
En el Poder Legislativo federal mexicano se ha estado hablando de una nueva reforma política que, a decir verdad, resulta meramente ser un cambio electoral.
En la propuesta, se habla de incorporar al sistema democrático mexicano figuras como la iniciativa ciudadana, las candidaturas independientes, la segunda vuelta presidencial y la creación del Instituto Nacional Electoral.
Si bien de cierta forma estas figuras le darían una perspectiva innovadora a los procesos electorales, en ésta se podría incorporar otra medida que acabaría con el llamado “dedazo”: las elecciones primarias.
Si en México hubiese este tipo de comicios, bien podrían convertirse en una herramienta para aminorar el abstencionismo.
Claro, habría que adaptarlas a la realidad local: hacerlas abiertas al votante en general o cerradas a los miembros de un partido (creando un registro de electores por organización política) y organizadas por el Instituto Electoral correspondiente, entre otras disposiciones.
Los dirigentes partidistas podrían argumentar que se vulnera su vida interna, pero no hay que olvidar que se trata de entidades públicas que son subvencionadas con los impuestos que pagan los mexicanos.
El mayor beneficio de las elecciones primarias sería quitarle a los Camachos, Zambranos y Maderos (actuales y futuros) la capacidad de designar de manera personal a los candidatos, enviando así el “dedazo” al baúl de los recuerdos.
En Californa, las elecciones primarias se celebran meses antes de los comicios generales de noviembre y en ellas se definen a través del sufragio las candidaturas que participarán eventualmente.
En el Estado Dorado hubo una reforma reciente que cambió drásticamente los procesos electorales legislativos: en lugar de que participaran en las generales los candidatos mejor posicionados de cada partido político, ahora contienden solamente los dos aspirantes con el mayor número de sufragios, sin importar su afiliación partidista.
En los comicios del año pasado, vimos por vez primera en la democracia estatal a dos Republicanos o a dos Demócratas buscando un mismo cargo.
A la lista de candidatos se pueden inscribir quienes así lo deseen, cumpliendo ciertos requisitos como la exigida residencia dentro del distrito que se busca representar, pagando una cuota o enviando firmas de votantes registrados dentro de la misma demarcación respaldando dicha precandidatura, entre otros.
Veamos el caso reciente de Baja California.
Cuando vino el tiempo de preparar las candidaturas que se postularían para las elecciones recién celebradas, el PRI convocó a sus miembros a participar en dicho proceso. En no pocos casos se inscribieron varias personas para contender de manera interna por la candidatura.
Al final, la Comisión de Procesos Internos decidió “rasurar” a varios suspirantes, dejando como virtual candidato a una sola persona en el caso de la gubernatura y en la persona del diputado federal, Fernando Castro Trenti, haciendo a un lado al ex Alcalde de Tijuana, Jorge Hank.
Al final, el hombre “Caliente” cobró venganza, derrotando a quien fuera en 2007 su coordinador de campaña.
Este no fue el único caso: ocurrió exactamente lo mismo en el Quinto Distrito, donde contendió y salió derrotado el actual diputado federal, Benjamín Castillo, provocando la furia de su rival interno, quien juró venganza, evitando que asumiera como legislador local, advertencia que terminó convirtiéndose en realidad.
Así, el PRI perdió nuevamente la gubernatura tras salir victorioso en las elecciones intermedias de 2010 y las presidenciales de 2012.
Estoy seguro de que si hubiera habido elecciones primarias en Baja California, seguramente Castro Trenti no habría sido candidato, pero el PRI sí se estaría preparando para volver al gobierno estatal el 1 de noviembre próximo.

*Arturo Bojórquez es periodista desde 1991. Estudió la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la Universidad Autónoma de Baja California y ha formado parte de diversos medios de prensa escrita, radio y television regionales. Actualmente, es Editor del Semanario Adelante Valle, que circula en el Condado de Imperial, California. Cuenta con residencia en Calexico.

Friday, July 12, 2013

La traición blanquiazul




Por Arturo Bojórquez*
Mucho se habla de la puñalada por la espalda (que más podría sonar a venganza por lo ocurrido hace seis años) que un sector del Partido Revolucionario Institucional le propinó a sus propios candidatos en la jornada del domingo 7, particularmente a su abanderado a la gubernatura, Fernando Castro.
Sin embargo, nada se dice de lo acontecido al interior de la Alianza Unidos por Baja California.
De los tres candidatos a diputados que postuló el Partido de la Revolución Democrática (miembro de dicha alianza), al parecer solamente uno llegará a la XXI Legislatura que se instalará el 1 de octubre.
Nada más hay que ver las cuestionadas cifras preliminares.
En el Distrito VI, la candidata aliancista a la diputación, Felícitas Rangel, recibió 23 mil 721 votos.
El candidato a Gobernador de la misma alianza, Francisco Vega, se hizo de 25 mil 451 sufragios, una diferencia de mil 730.
Por el contrario, el abanderado de la Coalición Compromiso por Baja California a la gubernatura logró 24 mil 936 votos por 25 mil 458 de la aspirante a diputada, la priista y ex lideresa sindical, Camen Frías.
Hasta aquí, todo parecería llevar a pensar que hubo simplemente un “voto cruzado”.
Pero resulta interesante ver las cifras logradas por el Movimiento Ciudadano: mientras su candidato a gobernador, Felipe Ruanova, obtuvo 3 mil 191 votos, el candidato a diputado en esta demarcación logró 4 mil 431 sufragios.
Esto revela que una parte de quienes optaron por Kiko Vega, prefirieron darle su voto al abanderado del MC a diputado, a sabiendas de que éste no iba a ganar, dejando en la orilla a Rangel, a pesar del gran esfuerzo que hizo en la campaña.
Caso similar sufrió en la jornada electoral el candidato a diputado por el Distrito VIII, José Luis Pérez Canchola.
En esta jurisdicción, “Kiko” Vega logró 28 mil 942 votos por 26 mil 130 del ex titular de Derechos Humanos en el estado,  una diferencia de casi 3 mil votos.
¿A dónde se fueron? Según las estadísticas, una mitad se fueron a la Coalición tricolor y la otra al MC.
Dentro del Distrito XII, donde el candidato a diputado, Roberto Dávalos, es el único perredista que podría entrar a la siguiente legislatura, el candidato aliancista a la Gubernatura logró 18 mil 865 votos por 16 mil 605 del aspirante a legislador.
La diferencia entre ambos es de 2 mil 200 votos, cuyos emisores brincaron las líneas partidistas para optar por el candidato del MC.
En Ensenada, única candidatura la Presidencia Municipal que enarboló el Sol Azteca en la persona del diputado con licencia, Francisco Javier Sánchez Corona, las cosas estaban en contra de los aliancistas, quienes perdieron en todas las contiendas.
Sin embargo, el fenómeno se repitió en el hasta ahora municipio más grande del mundo.
Por un lado, Kiko Vega recibió 50 mil 773 votos. Por el otro, Sánchez Corona se hizo de 43 mil 267 sufragios, casi 7 mil menos que el virtual gobernador electo.
Los dos candidatos a diputados del Puerto (incluido el ex Alcalde panista, César Mancillas Amador), lograron 49 mil 336 votos, casi los mismos que Vega de Lamadrid.
Por su parte, los aspirantes del MC a la Gubernatura y Alcadía alcanzaron 6 mil 707 y 6 mil 783 votos, respectivamente, pero los que buscaron una diputación recibieron 9 mil 366. Otra vez, hubo votantes aliancistas que optaron por los candidatos a legislador del MC.
Aquí, cabe precisar un par de cosas: en todos los casos, los votos nulos fueron los mismos para gobernador que para diputados, y que los votos obtenidos por la izquierda no son distintos a lo alcanzado en 2010.
Para mala fortuna del Sol Azteca, la alta votación que recibieron los candidatos aliancistas a diputados locales tiene prácticamente fuera de las ocho curules plurinominales a otro perredista, Alejandro Ruiz Uribe, quien va en segundo lugar de la lista, detrás del ex Secretario General de Gobierno, Cuauhtémoc Benavidez.
De no haber sido por este curioso fenómeno y la cantidad de sufragios obtenidos el Domingo 7, hoy los perredistas estarían contando con cuatro diputados de nueva cuenta, cosa que no ocurre desde hace 20 años, cuando a la XIV Legislatura entraron Silvia Beltrán, Catalino Zavala, Federico Sánchez Scott y José Luis Sabori, un ex Trosquista convertido en ciudadano de los Estados Unidos.
En lo general, y de acuerdo a cálculos propios (y si el cómputo final no cambia los resultados), la izquierda habrá salido bien librada en cuanto a resultados se refiere, ya que en la próxima legislatura estatal conseguirán lo que no han logrado juntos: cinco diputados. De éstos, dos serían de Movimiento Ciudadano, dos del Partido del Trabajo y uno del PRD, toda ver que el cómputo final siga a favor de los aliancistas en el Distrito XII y no se incline a favor del priista, David Ruvalcaba (victoria que, por cierto y en caso de darse, cambiaría totalmente la balanza en la siguiente Cámara de Diputados). En pocas palabras, la izquierda, dividida, jamás será vencida.
Es posible que, como dijo en redes sociales una panista, que “ellos saben respetar los acuerdos”, no se trate de una deslealtad “per se”, hecha con alevosía y ventaja, sino que sencillamente al votante blanquiazul le dio miedo la idea de implantar los matrimonios homosexuales y el aborto en el estado, tal y como lo expusiera en un debate el virtual perdedor por enésima ocasión, Fernando Castro Trenti.
Por todo esto, al dirigente nacional del PRD, Jesús Zambrano, no le quedó de otra más que festejar el triunfo de Kiko.
*Actualmente es editor del Semanario Adelante Valle, que circula cada viernes en el Condado de Imperial desde septiembre del 2001. A lo largo de dos décadas de carrera, ha colaborado en diversos medios escritos, radiofónicos y televisivos de la región Mexicali-Valle Imperial