Arturo Bojórquez*
En el Poder Legislativo federal mexicano se ha estado hablando de
una nueva reforma política que, a decir verdad, resulta meramente ser un cambio
electoral.
En la propuesta, se habla de incorporar al sistema democrático
mexicano figuras como la iniciativa ciudadana, las candidaturas independientes,
la segunda vuelta presidencial y la creación del Instituto Nacional Electoral.
Si bien de cierta forma estas figuras le darían una perspectiva innovadora
a los procesos electorales, en ésta se podría incorporar otra medida que
acabaría con el llamado “dedazo”: las elecciones primarias.
Si en México hubiese este tipo de comicios, bien podrían
convertirse en una herramienta para aminorar el abstencionismo.
Claro, habría que adaptarlas a la realidad local: hacerlas
abiertas al votante en general o cerradas a los miembros de un partido (creando
un registro de electores por organización política) y organizadas por el
Instituto Electoral correspondiente, entre otras disposiciones.
Los dirigentes partidistas podrían argumentar que se vulnera su
vida interna, pero no hay que olvidar que se trata de entidades públicas que
son subvencionadas con los impuestos que pagan los mexicanos.
El mayor beneficio de las elecciones primarias sería quitarle a
los Camachos, Zambranos y Maderos (actuales y futuros) la capacidad de designar
de manera personal a los candidatos, enviando así el “dedazo” al baúl de los
recuerdos.
En Californa, las elecciones primarias se celebran meses antes de
los comicios generales de noviembre y en ellas se definen a través del sufragio
las candidaturas que participarán eventualmente.
En el Estado Dorado hubo una reforma reciente que cambió
drásticamente los procesos electorales legislativos: en lugar de que
participaran en las generales los candidatos mejor posicionados de cada partido
político, ahora contienden solamente los dos aspirantes con el mayor número de
sufragios, sin importar su afiliación partidista.
En los comicios del año pasado, vimos por vez primera en la
democracia estatal a dos Republicanos o a dos Demócratas buscando un mismo
cargo.
A la lista de candidatos se pueden inscribir quienes así lo
deseen, cumpliendo ciertos requisitos como la exigida residencia dentro del
distrito que se busca representar, pagando una cuota o enviando firmas de
votantes registrados dentro de la misma demarcación respaldando dicha
precandidatura, entre otros.
Veamos el caso reciente de Baja California.
Cuando vino el tiempo de preparar las candidaturas que se
postularían para las elecciones recién celebradas, el PRI convocó a sus miembros
a participar en dicho proceso. En no pocos casos se inscribieron varias
personas para contender de manera interna por la candidatura.
Al final, la Comisión de Procesos Internos decidió “rasurar” a
varios suspirantes, dejando como virtual candidato a una sola persona en el
caso de la gubernatura y en la persona del diputado federal, Fernando Castro
Trenti, haciendo a un lado al ex Alcalde de Tijuana, Jorge Hank.
Al final, el hombre “Caliente” cobró venganza, derrotando a quien
fuera en 2007 su coordinador de campaña.
Este no fue el único caso: ocurrió exactamente lo mismo en el
Quinto Distrito, donde contendió y salió derrotado el actual diputado federal,
Benjamín Castillo, provocando la furia de su rival interno, quien juró
venganza, evitando que asumiera como legislador local, advertencia que terminó
convirtiéndose en realidad.
Así, el PRI perdió nuevamente la gubernatura tras salir
victorioso en las elecciones intermedias de 2010 y las presidenciales de 2012.
Estoy seguro de que si hubiera habido elecciones primarias en
Baja California, seguramente Castro Trenti no habría sido candidato, pero el PRI
sí se estaría preparando para volver al gobierno estatal el 1 de noviembre
próximo.
*Arturo Bojórquez es periodista desde 1991. Estudió la
Licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la Universidad Autónoma de Baja
California y ha formado parte de diversos medios de prensa escrita, radio y television
regionales. Actualmente, es Editor del Semanario Adelante Valle, que circula en
el Condado de Imperial, California. Cuenta con residencia en Calexico.
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