Igualito. Haga de cuenta que está usted viendo a distintos funcionarios públicos mexicanos, saltanto de un ‘hueso’ a otro.
Dicen que para servir a su pueblo. Yo, sinceramente, lo dudo.
El gabinete californiano está listo para dar el gran brinco, luego de (en la mayoría de los casos) dos períodos de gobierno, en los que ‘sacrificaron’ todo por ayudar a hacer mejor al estado y a su pueblo.
No hace muchos días, se anunció la lista oficial de candidatos a los distintos puestos de elección popular en el estado.
Encabezan la lista Demócrata el Tesorero, Phil Angelides, y el Contralor, Steve Westly, quienes pretenden ocupar el puesto de Gobernador de California y desbancar al actor, Arnold Schwarzenegger. Esto se sabía desde hace meses, pero terminó por oficializarse luego de que llegara la fecha límite de inscripción para aparecer en las boletas electorales.
En la lista, destaca el ‘cambalache’ que pretenden hacer dos funcionarios del gabinete: el Comisionado de Seguros, John Garamendi, quien desea ser vicegobernador, al cual también aspiran las Senadoras Estatales Demócratas, Jackie Speier y Liz Figueroa.
Por cierto, Garamendi acaba de anunciar (en año electoral) la expansión del programa de seguros baratos a varios condados del estado, que incluye al de Imperial.
Por su parte, el actual Vicegobernador y único hispano con puesto estatal, Cruz Bustamante, fracasado candidato a gobernador en la elección especial del 2003 para desbancar a Gray Davis, ahora pretende intercambiar puestos con Garamendi y ser el nuevo titular de la Comisión de Seguros.
Otras dos legisladoras Demócratas de la Cámara Alta local, Debra Bowen y Deborah Ortiz, irán a la primaria de junio para intentar sacar de supuesto al Secretario de Estado, Bruce McPherson, un Republicano a quien Schwarzenegger nominó (y cuya ratificación fue unánime en la Legislatura), tras la renuncia del Demócrata Kevin Shelley por un escándalo de utilización partidista de recursos electorales asignados por la federación.
Un ejemplo más de la fauna Demócrata ‘saltimbanqui’ es el actual Procurador, ex Legislador y profesor, Bill Lockyer.
El fiscal de la entidad desea convertirse en el nuevo Tesorero de California.
Pero, apenas había cerrado el registro de precandidatos a las primarias de los diferentes partidos políticos, cuando las malas noticias llegaron a su escritorio, lo que podría causarle dolores de cabeza en su campaña.
Luego de varios años con tendencias a la baja, los crímenes violentos y contra la propiedad aumentaron entre los meses de enero y septiembre de este 2006 en un 0.8 y 3.3 por ciento, respectivamente.
Los homicidios, de acuerdo al reporte, se incrementaron 0.4 por ciento; los robos en un 2 por ciento y el asalto agravado 0.5 por ciento.
Los robos vehiculares, según las cifras oficiales, aumentaron 5.5 por ciento. Esto es, en donde los californianos sienten mayor el impacto, toda vez que los sistemas de transporte público resultan ser insuficientes y eficaces para cubrir la demanda y las exigencias de 37 millones de residentes.
Volviendo al tema original, hay varias causantes de este fenómeno. La principal es el límite constitucional a los períodos legislativos, los cuales impulsan tanto a asambleístas como a senadores a aspirar a nuevos cargos públicos.
Por supuesto, también tiene que ver, y mucho, la sed por escalar peldaños, evitando en el juego político las serpientes y quedando en la ignominia pública.
Similar situación viven los políticos bajacalifornianos, quienes por culpa de la llamada ‘Ley Antichapulín’, se ven imposibilitados para siquiera pensar en ocupar un nuevo cargo público de elección en la estructura gubernamental del estado.
Por ello, el alcalde tijuanense Jorge Hank Rohn no puede, cuando menos hasta este momento, estar en posibilidades de llevar sus documentos ante el Consejo Estatal Electoral como candidato a la gubernatura.
Frente a él hay otros que también desean ocupar el puesto que dejará Eugenio Elorduy Walther el 31 de octubre del año próximo, como Eduardo Martínez Palomera, Héctor Osuna, Francisco Vega y hasta podría ser Gastón Luken Aguilar.
El asunto principal es que los políticos de carrera, estén desacreditados o no, siempre buscarán permanecer dentro de la nómina oficial, sean del partido o del País que sean, siempre evitando que las nuevas generaciones ocupen el lugar que merecen.
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