Friday, November 03, 2006

A MENUDO SUCEDE


A menudo sucede
que te pienso,
al amanecer,
al anochecer.

Cuando río de felicidad,
cuando río de tristeza.
Al sentir la fría soledad,
al gozar tu recuerdo.

El cuerpo exige
tu piel.
La mente demanda
un segundo de tí.

Casi siempre,
vuelves a mí,
cuando los nubarrones de la vida
no opacan la memoria.

¿Será acaso esta dolorosa sequía
o la lenta agonía
de sentirse inamado?

Seguido ocurre que
vuelvo a percibir
tus labios
sin tenerte aquí.

A cada momento
evoca la mente
tu sonrisa, tu perfume,
tus manos delgadas y tibias
que contagian tu alegría.

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