A menudo sucede que te pienso, al amanecer, al anochecer. Cuando río de felicidad, cuando río de tristeza. Al sentir la fría soledad, al gozar tu recuerdo. El cuerpo exige tu piel. La mente demanda un segundo de tí. Casi siempre, vuelves a mí, cuando los nubarrones de la vida no opacan la memoria. ¿Será acaso esta dolorosa sequía o la lenta agonía de sentirse inamado? Seguido ocurre que vuelvo a percibir tus labios sin tenerte aquí. A cada momento evoca la mente tu sonrisa, tu perfume, tus manos delgadas y tibias que contagian tu alegría. |
Blog dedicado al análisis de información y comparación de asuntos fronterizos entre México y Estados Unidos.
Friday, November 03, 2006
A MENUDO SUCEDE
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