Friday, November 03, 2006

¿Primarias o internas?

Dependiendo de la elección de la que se trate, en los procesos electorales primarios de los Estados Unidos, los candidatos retadores, así como los representantes y funcionarios actuales que pretenden reelegirse, se preparan para contender entre sí cada cierto tiempo.
Por ejemplo, en la Asamblea Estatal de California y en la Cámara de Representantes federal, los integrantes deben encarar cada dos años un proceso legislativo.
El resto compite cada cuatro años, a excepción de los senadores, quienes duran en sus cargos un sexenio.
Antes de la elección general, cuya fecha es el primer martes de noviembre, aquellos que desean formar parte de estas cámaras legislativas deben enfrentar a sus rivales al interior de sus respectivos partidos y con el voto directo de sus miembros.
Las elecciones primarias en California se llevan a cabo el primer martes de junio de cada año que termine en número par. En esta ocasión, será en el 2006.
Sin embargo, a pesar de que los integrantes de los partidos políticos son antes que nada ciudadanos, los institutos políticos tienen cierta influencia sobre quienes serán sus candidatos, antes de la convocatoria a elecciones primarias.
Los comités de los partidos en los diferentes distritos o municipalidades deciden en su interior quienes habrán de ser sus precandidatos.
Incluso los comités estatales pueden influir, pero los precandidatos pueden ‘brincarse las trancas’ e ir solos, en caso de contar con el apoyo popular.
Esto, claro está, significa la división del voto en las primarias, y es donde los retadores pueden aprovecharse y aumentar sus probabilidades de resultar electos.
Esto no siempre ha sido así: en 1996 fueron aprobadas por los ciudadanos californianos las primarias abiertas, gracias al voto favorable hacia la Proposición 198, la cual permitía a los miembros de un partido político votar a favor de los precandidatos de otro.
Esto habría sido como ver a Eugenio Elorduy votando por Fernando Castro Trenti o Enrique Acosta, o bien a Samuel Ramos Flores a favor de Lolita de Méndez o Ernesto Ruffo.
Por ello, el Partido Demócrata demandó judicialmente al entonces Secretario de Estado, el Republicano Bill Jones, a fin de revertir el asunto.
Por siete votos a favor y dos en contra, la Corte Suprema de Estados Unidos le dio el fallo a los liberales, con lo que volvió el sistema de primarias cerradas.
De acuerdo a los opositores de las elecciones primarias abiertas, esto era una clara violación a la libertad de asamblea, consagrada en la constitución, la cual establece la libertad de asociarse con personas que tienen creencias similares.
A pesar de que las primarias no evitan las rupturas y desencuentros al interior de los partidos, cuando menos sí es un método más democrático para quienes están registrados en estas instituciones políticas, pues las reglas del juego son claras y son sus miembros directamente quienes deciden al abanderado para los distintos puestos de elección popular.
Lo mejor para los partidos políticos es que ni ellos mismos controlan el padrón de sus miembros, pues al momento de registrarse, los ciudadanos eligen el partido al que desean pertenecer, dejando la responsabilidad de la integración de las listas a la Secretaría de Estado.
Así, las negras intenciones de quienes llegaran a desear intervenir en sus procesos internos, quedan sólo en eso.
Mucho más impensable resulta la realización de una encuesta, a todas luces amañada, para decidir quiénes serán los candidatos.
Durante el actual proceso electoral mexicano, el PRI se auxiliará de sondeos de popularidad (de los cuales hasta la fecha se desconoce su metodología y si en realidad se está encuestando a la población) a fin de tomar una decisión final.
Algunos precandidatos, con la ilusión de vivir al interior de su partido un proceso limpio, presentaron sus credenciales para ser considerados. Todo apunta, luego de una pequeña rebelión, que las aguas se tranquilizarán a pesar de la falta de claridad en esta jornada.
Dicen que los “dados están cargados”, esto es, que la encuesta de Consulta S. A. de C. V. es un mero pretexto para al final salir con que los candidatos fueron designados por el Gran Dedo, otra vez, como ha sido desde hace mucho en la otrora aplanadora de los “carros completos’.
Al interior del PRD, las cosas son mucho peores, pues la designación se basará en las opiniones de los comités de la coalición formada por los del sol azteca junto a Convergencia y el Partido del Trabajo.
Desde hace una semana se espera el famoso anuncio en el Distrito Federal y así conocer los nombres de los candidatos a los ocho distritos locales y las dos senadurías de mayoría relativa por Baja California.
Hasta el momento, seguimos esperando a ver si la pre-operación cicatriz funciona y el humo blanco aparece en las oficinas del PRD.
¿Qué por qué en México no se puede instaurar un sistema de primarias?Sencillo: porque esto requiere reformas a las leyes electorales, porque el poder de la cúpula partidaria no está dispuesta a soltar prenda y, por ende, debido a que son los mismos partidos políticos los que dominan el balón, la cancha, los jugadores y, casi, hasta al árbitro electoral, no tienen ganas de cambiar el marco jurídico. Así de fácil.

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