WASHINGTON — Los trabajadores huéspedes que vienen a los Estados Unidos reciben pésimos salarios y sufren condiciones laborales adversas, de acuerdo a un estudio del Centro Legal contra la Pobreza del Sur.
De acuerdo al estudio, los empleados que vienen de otros Países “son rutinariamente engañados con los salarios, obligados a labo-rar en empleos temporales y de bajos ingresos, mantenerse cautivos de los empeladores que les confiscan sus documentos, forzados a vivir en condiciones escuálidas y se les niegan beneficios médicos cuando resultan heridos”.
El reporte de 48 páginas, llamado ‘Cerca del Esclavismo: los Programas de Trabajadores Huéspedes en los Estados Unidos’, fue dado a conocer en tiempos en que el Congreso debate una reforma a la migración que contempla la expansión de los programas de trabajadores huéspedes para cubrir miles de empleos.
Mary Bauer, directora del Proyecto de Justicia Inmigrante de este centro y autora del estudio, indicó que el Congreso debe reformar el sistema migratorio, pero no basarse en un nuevo programa de trabajadores huéspedes”.
Calificó el actual programa como una práctica abusiva y vergonzosa, donde no se vigilan los derechos de los trabajadores.
El reporte se basa en entrevistas hechas a miles de trabajadores y docenas de casos legales, los cuales describen el sistemático abuso que representa el programa H-2, administrado por el Departamento de Trabajo, creado en 1943 y reestructurado en 1986 para incluir empleados no agrícolas.
En el 2005, las empresas norteamericanas trajeron 121 mil empleados huéspedes, de los cuales 32 mil fueron ocupados en el sector agrícola y 89 mil en otras labores.
“Los Trabajadores Huéspedes son usualmente personas pobres quienes son atraidos por la promesa de empleos decentes. Pero muy seguido, sus sueños se basan en mentiras, sus esperanzas se hacen añicos por la realidad de un sistema que los trata como productos. Son empleados desechables en una economía global”, señaló Bauer.
El reporte establece que el problema principal del sistema H-2 es que los empleadores retienen las tarjetas de trabajo y deciden qué empleados son los que pueden venir a los Estados Unidos y deciden a quien permitirle permanecer en el País, así como el lugar y las condiciones de vida.
Los investigadores agregaron que los empleados presentan una queja por abuso, enfrentan la deportación o alguna otra forma de venganza laboral.
El centro criticó que el gobierno estadounidense no vigila las actividades ni el desempeño del programa.
“El maltrato de los trabajadores temporales foráneos en los Estados Unidos es ahora uno de los problemas principales de derechos civiles de nuestro tiempo. Por mucho tiempo, hemos abuscado de los beneficios económicos de nuestra labor, pero hemos ignorado el grado increíble de abuso y explotación que deben soportar”, dijo Richard Cohen, Presidente del centro, quien instó a los Congresistas a solucionar el problema.
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