Thursday, October 25, 2007

Tres décadas después


1977. Para muchos, un mal año.
John Travolta dejaba con la boca abierta a millones de adolescentes con sus pasos de música disco en la película ‘Fiebre de Sábado por la Noche’.
Los pantalones ‘acampanados’ eran la sensación del momento. La juventud de aquel entonces bailaba incansablemente en las pistas de baile.
Los Estados Unidos votaban por el menos malo de los candidatos presidenciales, el Demócrata Jimmy Carter, quien le dio a su partido el retorno a la Casa Blanca tras el escándalo Watergate, que envió al desempleo a Richard Nixon.
Recién en aquel entonces terminaba la guerra en Vietnam, que hasta nuestros días ha dejado profundas heridas.
En esos años, los mexicanos empezamos a sufrir los embates de la inflación descontrolada. Ya teníamos bastante con la falta de democracia, y entonces debimos añadir a nuestra lista de males la carestía de productos y el alza de precios anárquica.
Los entonces niños debíamos hacer filas en los mercados de nuestros vecindarios para esperar comprar un galón de leche.
Nuestros padres nos llevaban en cuanto era posible a las gasolinerías para comprar combustible antes de que el precio se incrementara de manera exhorbitante. Las filas eran extenuantes para quienes entonces éramos menores de edad.
Los jóvenes de mediados de la década de los 70s habían sido despertados por sus antecesores inmediatos, luego de que en Francia, Estados Unidos, Alemania, Checoslovaquia y hasta México, los movimientos de estudiantes llamaron a la rebelión mundial contra la represión gubernamental.
El conflicto generacional estaba y sigue estando presente.
En aquellos años surgió como respuesta a la situación una corriente musical que se extiende hasta nuestros días.
La máxima figura de ese movimiento fueron los Sex Pistols (bautizados así por su manager, Malcolm McLaren), un grupo de rock punk nacido en los suburbios de Londres y que subieran como espuma, gracias al apoyo de la juventud de entonces y a sus críticas al sistema.
La banda original se integró por Steve Jones, Paul Cook, Johnny Rotten (John Lydon) y Glen Matlock, quien por adorar a los grupos del rock tradicional (como Elvis Presley, los Beatles y los Rolling Stones), quedó fuera del grupo, y su lugar fue ocupado por Sid Vicious (John Simon Ritchie).
Con unos cuantos acordes y una voz chillante, las melodías de la banda pronto alcanzaron a varios lugares del mundo.
Su irreverencia y crítica a una caótica situación socioeconómica empezó a despertar a las jóvenes generaciones, ávidas de una esperanza.
Sin embargo, los representantes del status quo les respondieron exageradamente.
La empresa EMI Records los había firmado originalmente, pero por la mala imagen del grupo durante una presentación en vivo en el Río Támesis, ésta rescindió el contrato. Por ello, es famosa la canción que lleva el nombre de la empresa, con la cual critican este incidente.
El primer sencillo oficial de la banda fue ‘Anarchy in the UK’, o Anarquía en el Reino Unido, una canción con la cual se calificaban a sí mismos como el Anticristo y que, desde su punto de vista, esperaban la llegada de la anarquía a todo el Imperio.
Luego de una situación similar con la empesa A&M, finalmente fue Virgin Records con la que firmaron un contrato, curiosamente, frente al Palacio de Buckingham.
A mediados de 1977 apareció el único disco de la banda ‘Never Mind the Bollocks. Here’s the Sex Pistols’, el cual subió como meteoro hasta la cúspide.
Las chamarras negras de piel y las pulseras con picos y adornos metálicos fueron y son la moda desde entonces entre los ‘punks’.
Los concejos municipales de toda la Gran Bretaña se negaban a autorizar sus catastróficos conciertos, hasta que por presión de la juventud, algunas ciudades permitieron la presencia de la banda. Sin embargo, en Gales y Escocia siguieron prohibidas sus presentaciones.
Los medios de comunicación, principalmente los escritos, se daban vuelo publicando noticias del grupo y sus declaraciones respecto a muchos temas, principalmente los políticos, económicos y culturales.
Una de las canciones más notables fue ‘God Save the Queen’ (Dios Salve a la Reina), la cual originalmente llevaba como nombre ‘No Future’ (No hay Futuro), pero que cambió para ser homónima al Himno Nacional Inglés.
La canción, que apareció como sencillo mientras se festejaban los 25 años del reinado de la Isabel II, alcanzó rápidamente el primer lugar en las listas de popularidad.
Otra vez, el ‘establisment’ les impidió a los Pistols a ocupar el sitio, y en su lugar colocaron mañosamente a Rod Stewart, para evitar mayor popularidad.
La cadena BBC vetó la ‘rola’ de las transmisiones por considerarla subversiva.
La letra era sumamente singular: “Dios Salve a la Reina. Un Régimen Fascista. Que te convirtió en Imbécil. Una bomba de hidrógeno potencial.
“Dios Salve a la Reina. Ella no es un ser humano. No hay futuro en la Tierra de Ensueño Inglesa.
“Que no te digan lo que deseas. Que no te digan lo que necesitas. No hay futuro para Tí”.
Cientos de bandas en todo el mundo se inspiraron en la postura ideológica de los Sex Pistols y, hasta nuestros días, estos grupos se mantienen vigentes.
Igual que los Sex Pistols.
Y no porque sigan cantando alrededor del globo, sino porque la situación por la que pasaba la juventud de hace tres décadas no ha cambiado mucho.
La educación sigue siendo un asco. Los sistemas económicos no le permiten a los más vulnerables aspirar a un mejor mañana. Los políticos persisten en ser corruptos. El medio ambiente esta cada vez peor. Y ni qué decir de la inseguridad.
Cuando menos, el punk-rock le dio a la juventud un punto de escape y una ventana para expresar su total desprecio hacia lo establecido. Gracias, en buena parte, a los Sex Pistols.