Thursday, April 10, 2008

Caída libre


No me sorprende que la popularidad del Gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, haya caído en unos cuantos meses.
De acuerdo a un sondeo del Instituto de Políticas Públicas de California (PPIC), el actor convertido en político cuenta con el respaldo del 44 por ciento de la población sobre su desempeño como mandatario estatal, similar al nivel que obtuvo en agosto del 2006.
Como era de esperarse, en la Ciudad de Los Angeles es donde el gobernador tiene su punto más bajo de todo el estado, con apenas 35 por ciento de aprobación.
Entre la comunidad hispana, quienes en su mayoría lograron llevarlo a la gubernatura en octubre del 2003, la situación es mucho peor, pues dos de cada tres residentes latinos reprobaron el actuar de Schwarzenegger.
Aunque los niveles son, digamos, aceptables, representan una caída de 6 puntos con respecto al mes de enero y 13 desde diciembre.
En niveles similares se maneja la popularidad de otros actores públicos del estado como las senadoras federales y la Presidenta de la Cámara de Representantes, la Demócrata Nancy Pelosi.
La devaluación política del llamado ‘Gobernator’ no tiene que ver con sus políticas públicas, un mal comportamiento o cualquier otro asunto personal. Sencillamente, es la economía.
Los datos del PPIC revelan también que casi tres de cada cuatro encuestados está convencido de que el País y el estado pasan por una recesión. De éstos, el 58 por ciento aseguró que la situación es grave o moderada.
En similares porcentajes, la población cree que la situación económica no va a mejorar para el 2009, ya que tanto el país como el estado van en una dirección equivocada.
En enero pasado, Schwarzenegger presentó un plan presupuestal que recortará diversos servicios públicos que otorga California, lo cual llevará a que unos 20 mil empleados de escuelas públicas (entre éstos alrededor de 14 mil maestros) pierdan sus empleos.
La intención del Ejecutivo californiano es impactar a las clases media y baja, pues la reducción de los gastos oficiales son más severos en los sistemas educativo, de asistencia y bienestar social.
Y aquí viene lo más destacable: el 94 por ciento de los encuestados cree que la situación del presupuesto es problemática.
Mientras un 56 por ciento dijo estar muy preocupado por el plan presentado por el gobernador, el 42 por ciento cree que la solución debe ser una amalgama de recorte al gasto público y aumento de impuestos, cosas que le causa pánico a los Republicanos.
Para muestra, un pequeño botón: hace varias semanas, los legisladores Demócratas presentaron una propuesta para terminar con las exenciones fiscales a los miles de ricos que cuentan con yates y a las refinerías del estado, para hacerse de más recursos.
Los Republicanos, a pesar de su limitada representación en la legislatura, lograron boicotear ambas propuestas.
Igualito pasa con los panistas y su pretendida reforma energética o salvamento de Pemex.
En lugar de cobrarle los impuestos que los ricos deben pagar para equilibrar las finanzas nacionales, y que gracias a una parvada de abogados y contadores logran evitarlo, la nueva clase política blanquiazul quiere incorporar a estos mismos ricos en la reorganización de la paraestatal.
Pero volviendo al asunto de las encuestas, al sur de California las cosas no andan muy diferentes que digamos.
Curiosamente, el 44 por ciento de los bajacalifornianos aprueba el desempeño de su gobernador, José Guadalupe Osuna Millán, de acuerdo a un sondeo de Imerk que reprodujo Periódicos Healy esta semana.
Para Osuna, esto representa una caída de 20 puntos con respecto al inicio de su labor.
De acuerdo a la encuesta, solamente el 13 por ciento de los bajacalifornianos cree que el gobierno ‘Guadalupano’ cumplirá sus promesas. El 56 por ciento tiene ciertas dudas y el 31 por ciento definitivamente no espera algo de su nuevo gobernador.
Por regiones, la calificación del mandario bajacaliforniano es inversamente proporcional a la orografía del estado, pues es en la zona montañosa donde recibe el menor apoyo de la población.
Sin embargo, el principal problema del mandatario no es el presupuesto, sino la inseguridad, como lo fue en tiempos de Eugenio Elorduy, de Alejandro González Alcocer, de Héctor Terán y hasta de Ernesto Ruffo Appel.
Al tema, ahora hay que añadirle los 16 mil empleos que, según datos de la Secretaría de Desarrollo Económico, se han perdido en lo que va del gobierno, principalmente en Tijuana y Mexicali, con lo cual el pesimismo de la población se acrecentará.
Los bajacalifornianos dieron una calificación de 7 a su mandatario, también la más baja en su gestión de cinco meses.
Aunque gobernar un estado no es un concurso de belleza, a la hora de las preguntas y respuestas, los mandatarios de las californias deben pensar rápida y adecuadamente a las exigencias del ‘jurado’ de la opinión pública. Si no, las encuestas mantendrán su tendencia.