Thursday, October 09, 2008

El Complejo Industrial Militar


Dwight Eisenhower, aunque nunca estuvo en el campo de batalla, fue un General de Cinco Estrellas a cargo del ataque aliado contra el Régimen Nazi de Adolfo Hitler y las potencias del Eje.
Miembro del Partido Republicano, tras la victoria aliada fue propuesto como aspirante presidencial, ganando las elecciones de noviembre de 1952.
Ocupó la Casa Blanca hasta 1961.
En ese año, el 17 de enero, en su mensaje de despedida, Eisenhower alertó a los americanos sobre el peligro que representaba lo que llamó el Complejo Militar Industrial (CIM) del País para la democracia, debido al riesgo de caer en sus redes corruptas y su poder político-económico.
El CIM lo componen el Pentágono, el Congreso y la industria privada bélica, a los que ahora se han unido los asesores militares.
De acuerdo a datos del Banco Mundial, en el 2007 se gastaron 1 billón 215 mil millones de dólares (2.5 por ciento del Producto Interno Bruto mundial) en asuntos militares, de los cuales casi la mitad lo hizo el gobierno de Estados Unidos.
Uno de cada nueve dólares que los gobiernos en el planeta gastan, se destinan al tema militar.
El gobierno americano gasta anualmente el 4.1 por ciento de su PIB en la industria militar.
Hacer negocios en la industria bélica y formar parte del CIM trae muy buenos resultados, además de que la actual crisis les está haciendo lo que el viento a Juárez.
Un ejemplo del CIM es el Grupo Carlyle, una empresa totalmente privada, tiene unos 90 mil millones de dólares invertidos en diversas áreas.
Su ‘cluster’ aeroespacial y de defensa lo integran 24 empresas.
Fue fundada en 1987 con apenas 5 millones de dólares, lo que significa que su crecimiento ha sido de mil 620 por ciento.
Curiosamente, desde el 2007 se empezaron a preparar para la actual situación económica, de acuerdo a documentos de la misma corporación.
Otro caso es el de General Atomics, creada en 1955 en San Diego.
Apenas el 23 de septiembre le fue aceptado el procedimiento de pruebas para la Fuerza Aérea de Irak, bajo el programa americano de ventas militares extranjeras de las aeronaves Intelligence Surveillance and Reconaissance (ISR).
Este corporativo se especializa en la construcción de vehículos aéreos sin tripulación para ataque militar.
General Dynamics, de Falls Church, Virginia, tiene 82 mil 600 empleados y activos por 24 mil 100 millones de dólares.
El 68 por ciento de sus clientes son dependencias del gobierno americano.
Las acciones de la empresa han aumentado en lo que va del gobierno de George W. Bush de 34.19 a 74.92 dólares.
General Electric Aviation, integrante del complejo industrial GE, obtuvo en 2007 ingresos netos por 16 mil 800 millones de dólares.
Las ganancias en el segundo trimestre alcanzaron los 5 mil 400 millones de dólares e ingresos brutos de 46 mil 900 millones, 11 por ciento más que en el mismo periodo del 2007.
Tan solo entre 2005 y 2007 sus ganancias reales aumentaron 29 por ciento, gracias principalmente a las ventas en mercados emergentes.
Las acciones de Lockheed-Martin, uno más de los miembros del CIM, han ganado en el gobierno Bush 164.51 por ciento, aunque en lo que va del 2008 haya perdido 6.9 por ciento, contrario a lo que ha ocurrido en el resto de la economía.
Esto ha sido posible gracias a que el 84 por ciento de sus ventas las hace al gobierno de Estados Unidos, ya sea como contratista o subcontratista para agencias de Seguridad Interna y la Milicia.
Sus ventas el año pasado fueron de 41 mil 900 millones de dólares. Tiene en total 140 mil empleados repartidos en sus 10 mil oficinas en todo el globo terráqueo.
Uno más de los integrantes de este complejo es Northrop Grumman Corporation, la cual tiene 120 mil empleados y siete sectores de negocios.
Aunque en lo que va del 2008 sus acciones han perdido 22 dólares, el balance de los últimos cinco años es una ganancia de 12 billetes verdes.
Las ventas en el 2007 fueron de 32 mil millones de dólares y, para que lo sepa, es el principal empleador privado del Condado de Los Angeles.
Kellog Brown and Root, mejor conocida como KBR, ha perdido el 62 por ciento del precio de sus acciones, aunque esta es una tendencia que presenta desde hace una década.
Hace exactamente un año alcanzó su máximo histórico de 45 dólares y ahora se ubica en los 14. Pero si se compara con noviembre del 2006, cuando volvió a cotizar, no es tan pronunciada la pérdida, pues su precio en ese entonces fue de 20 dólares.
Los ingresos de esta compañía en el primer semestre del 2008 alcanzaron los 5 mil 177 millones de dólares, de los cuales el 65.5 por ciento le llegaron desde las arcas del gobierno federal.
La empresa, llamada antes sólo Brown and Root, tuvo su primer contrato naval durante la Segunda Guerra Mundial y en 1947 construyó la primera planta extractora de petróleo fuera de las costas americanas (las mismas que el gobierno federal mexicano señala en sus anuncios para promover la reforma petrolera).
Dedicada a la construcción de refinerías, campos petroleros, líneas de conducción y plantas quimicas, esta empresa de 50 mil empleados e instalada en el estado que gobernara George W. Bush, lleva como presidente a William Utt, quien además forma parte del Concejo Nacional del Petróleo, organismo que asesora al Secretario de Energía.
El líder de KBR gana al año casi 3 millones de dólares en salarios, bonos y acciones.
El peligro del que hablaba Eisenhower se hizo realidad cuando en septiembre pasado un ex Ejecutivo de la empresa, Albert Stanley, aceptó su culpabilidad en el pago de 180 millones de dólares como soborno a funcionarios de Nigeria para obtener un contrato de construcción de plantas de gas natural en la Isla Bonny, el cual asciende a 6 mil millones de dólares.
Este incidente se presentó entre 1995 y 2004, cuando Stanley trabajó para el actual Vicepresidente de los Estados Unidos, Dick Cheney, entonces presidente de Halliburton –la cereza en el pastel del CIM-, propietaria hasta abril del 2007 de KBR, ya que ésta resultó una pésima inversión.
Las acciones de Hallilburton, que Cheney encabezó entre 1995 y el año 2000, llegaron en julio pasado a los 53 dólares. Su precio cayó a los 20.99 dólares el pasado miércoles 1 de octubre, aunque el 21 de enero del 2001, cuando arrancó el actual gobierno, era de 18.56 dólares –en 2002 llegó a rozar los 6 dólares-.
Sus ingresos en 2007 fueron del orden de los 15 mil 264 millones de dólares y sus ingresos netos de casi 3 mil 500 millones.
Su principal segmento de negocios son los servicios y productos técnicos para la exploración y producción de petróleo, así como de gas natural.
Hace poco, el corporativo decidió cambiar las oficinas de su actual presidente, David Lesar (quien forma parte de mesa directiva del Instituto Americano del petróleo), a Dubai, Emiratos Árabes Unidos, “para enfocarse en el crecimiento de la empresa en el hemisferio oriental”.
Y es que los negocios en el Medio Oriente le han dejado buenas ganancias, donde sus contratos e ingresos han aumentado.
Tras la primera Guerra del Golfo, Cheney, entonces Secretario de Defensa, pagó a la empresa 8.5 millones de dólares para analizar el uso de fuerzas militares privadas con soldados americanos en zonas de combate.
En Kuwait, estuvieron a cargo de controlar 320 pozos petroleros en la Operación Tormenta del Desierto.
Halliburton vendió equipo petrolero a Irak y Libia, violando así las barreras comerciales de los Estados Unidos impuestos a ambas naciones, por lo que pagó varios millones de dólares en multas.
Halliburton ha recibido unos 13 mil millones de dólares por contratos en Irak, aunque con pocas ganancias reales para el corporativo, según dicen.
Pero el medio oriente no es la única fuente de ganancias.
En los 90s, proporcionó comida, lavandería, transporte y otros servicios a las tropas americanas destacadas en Bosnia, Croacia y Hungría.
También ha construido prisiones para reos afganos en Guantánamo, bases militares en lugares secretos, ha capacitado personal para evitar incendios en pozos petroleros, ha otorgado asesoría en limpieza y reconstrucción de instalaciones militares tras el Huracán Katrina, además de edificar centros de detención y procesamiento temporal de migrantes.
En la mayoría de los casos, estos contratos multimillonarios se asignaron sin subasta pública.
De hecho, por mucho tiempo se criticó el apoyo desmedido a Halliburton por parte del Pentágono, liderado por Donald Rumsfeld, quien fuera jefe de Cheney en tiempos de Gerald Ford.
La corrupción al interior de esta empresa ha sido desmedida: irregularidades en su contabilidad, violaciones a la Ley de Comercio con el Enemigo, evasión de auditorías federales, despido de personal si se daba a conocer la relación Cheney-Halliburton y contaminación ambiental que llegó a provocar el desalojo de un poblado entero.
En el 2004 fue ubicada en el lugar 30 de las empresas que aprovechan los paraísos fiscales fuera del territorio americano y que reciben contratos del gobierno.
Y a pesar de que Cheney se retiró en 2000 de la empresa con una compensación de 34 millones de dólares, hasta 2004 siguió recibiendo casi 400 mil dólares de “compensación diferida”.
Con sus ganancias, estos corporativos han sido capaces de influenciar en las campañas políticas del congreso, la presidencia y las gubernaturas, llevando sus plantas a casi todos los rincones del País, con la finalidad de impedir su cierre ante la posible pérdida de empleos.
Como vemos, el llamado keynesianismo militar ha llegado hasta sus últimas instancias, corruptas, desmedidas y sin escrúpulos, manteniendo bien aceitada la maquinaria del Complejo Industrial Militar.

Caso México…
La incorporación de la milicia en el combate al crimen organizado en México también ha dejado buenos dividendos al CIM.
En la última década, según refiere el Banco Mundial, el gasto militar en México aumentó 61 por ciento en armamento y 50 por ciento en personal, para llegar a 283 mil efectivos.
Sin duda, mantener el clima de inseguridad en el País dará a varios corporativos tan buenos dividendos como en Irak y otros lares.