Tuesday, December 23, 2008

¿Feliz 2009?


La solución de un enorme déficit que se presentó en California a principios de año llevó a la Legislatura Estatal a quedarse sin presupuesto durante 85 días en el verano.
Entre dimes y diretes, jalones y empujones, tanto Demócratas como Republicanos tardaron casi tres meses para ponerse de acuerdo y adoptar el plan de gastos e ingresos que, teórica y legalmente, debe estar aprobado para antes del 30 de junio.
A final de cuentas, los legisladores adoptaron un plan con recortes y más impuestos.
Ante la crisis económica y la caída de ingresos, hace algunas semanas se presentó de nueva cuenta un déficit, que ahora alcanzaría los 28 mil millones de dólares en los siguientes meses.
Los Republicanos propusieron diversas medidas para resolver la situación que, como es su costumbre, no contemplaba aumentar impuestos, pero sí aplicando fuertes recortes al gasto social.
Como era de esperarse, los Demócratas plantearon una contrapropuesta, que pretendía un alza de impuestos por casi 11 mil millones de dólares.
El conservadurismo se opuso para defender a la clase empresarial del estado.
Lo paradójico de la postura Republicana fue el señalamiento reciente de un organismo civil que reveló en un análisis que los más ricos del estado se aprovechan de las consideraciones que la ley fiscal tiene para con ellos y pagan porcentajes menores de impuestos, en comparación con los más pobres.
La clase baja del estado paga el 11.7 por ciento de sus ingresos en impuestos, y el 1 por ciento de los californianos más ricos apenas paga 7.1 por ciento.
Dice la Contraloría Estatal que, por este motivo, las arcas del estado dejan de recibir unos 50 mil millones de dolares al año, suficientes para cubrir el actual déficit y casi cualquiera que se presente el futuro cercano.
Los Demócratas aprovecharon la enorme votación en la Legislatura y ‘mayoritearon’ a los Republicanos, quienes contaban, como siempre, con la astucia del Gobernador, Arnold Alois Schwarzenegger, quien decidió vetar el plan.
Los conservadores calificaron de fiscalmente irresponsables a sus contrarios, cuya propuesta definieron como ilegal y asalto en la gasolinería (por el alza al impuesto a los combustibles).
Los liberales mostraron su orgullo por el plan aprobado, aunque fuese vetado.
La Presidenta de la Asamblea, Karen Bass, fue bastante enfática en su respuesta a las quejas Republicanas: “es como pedirle a Santa Claus que, si no trae todos los regalos, mejor ni se acerque a la chimenea”.
El impasse en el Legislativo tendrá severas repercusiones, en caso de no encontrar una solución rápidamente.
Una agencia del Ejecutivo, encargada de asignar recursos a las obras del estado, decidió recortar miles de millones de dólares en proyectos de infraestructura sumamente importantes.
Entre los impactos al Valle Imperial se encuentra la nueva escuela de Heber, cuya obra se detendrá, al igual que la segunda fase de la desviación de la Carretera 111, que se espera pase a un lado de Brawley y no por enmedio de la ciudad, como actualmente lo hace.
Ya el gobernador convocó a una segunda sesión especial. Los legisladores tendrán 45 días para presentar y aprobar un nuevo proyecto. Si pasado ese tiempo no hay solución, se verán impedidos a adoptar otras leyes.
Pero el efecto negativo no termina ahí: el gobernador ordenó a todas las agencias de gobierno a obligar a la burocracia a descansar dos días por mes, a fin de evitar que California se quede sin dinero para finales de febrero o principios de marzo.
Ante la crisis crediticia y las bajas calificaciones que las certificadoras de préstamos le dan a California, el gobierno estatal se verá impedido para solicitar préstamos o emitir bonos.
Lo peor de la actual situación deficitaria es el impacto negativo que habrá contra las clases media y baja.
Los estudios y las estadísticas revelan que cada vez más personas están solicitando servicios públicos, como estampillas de comida, seguro de salud gubernamental, apoyo suplemental monetario, desayunos y comidas escolares, entre otros.
A esto habría que sumarle el asunto de la inflación, que tiene a muchísimos productos de la canasta básica por las nubes.
El desempleo llegó ya al 8.6 por ciento, nivel que no se observaba desde hace más de una década, mientras los ingresos reales del estado cayeron en casi 19 por ciento con respecto a lo autorizado por el congreso local.
Lo que no alcanzo a comprender es cómo el gobierno de Baja California logró que en nueve días se adoptara su plan de gastos e ingresos, si las arcas nacionales se van a ver igual o peor de impactadas que California con la situación económica, el desempleo, el cierre de empresas y la caída en los precios del petróleo, principales generadores de ingresos para el País y los estados.

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