El de Imperial es el Condado con el mayor índice de desempleo en todo el estado. Casi una de cada cuatro personas en posibilidad de laborar carece de una fuente de trabajo, oficialmente.
Pero esto no es todo: los residentes locales tienen, en promedio, el ingreso per cápita más bajo de California.
Además, su contaminación está por las nubes.
El número de viviendas embargadas rebasa las mil 600.
De hecho, el derrumbe del mercado de la vivienda provocó la pérdida de mil millones de dólares en los precios de los inmuebles, equivalente a casi la producción total de la agricultura en un año, hoy por hoy, la mayor generadora de riqueza y empleo en la región.
Los ingresos de las arcas cayeron entre 10 y 12 por ciento, tendencia similar que presenta el gobierno estatal.
Desde hace muchísimo tiempo, una buena parte de la población depende de los programas de ayuda pública como CalWORKS, cupones de comida, ingreso suplementario, etcétera.
Y como cereza en este pastel, los servicios que el sector público otorga a la población no son de lo mejor. La ineficiencia y el desperdicio puede decirse son las características de las actividades desempeñadas por el gobierno local.
Eso sí, los burócratas cobran, y cobran muy bien.
Por ejemplo, los Congresistas, quienes hace un par de semanas de manera automática vieron incrementados sus salarios en casi 5 mil dólares más.
En este 2009, los 535 legisladores federales recibirán por su sacrificado servicio 174 mil dólares.
Además, tienen diversas prerrogativas: personal a su cargo, seguridad privada, seguro médico, comidas gratis, estipendio por vehículo, gasolina y hasta el pago de mensualidades en exclusivos gimnasios para mantenerse sanos.
Esto los representantes comunes, porque los cheques que reciben los líderes de las bancadas Demócrata y Republicana, así como quienes encabezan los trabajos del Poder Legislativo, son aún más abultados.
Hubo tres intentos para detener el aumento el año pasado, pero solamente un puñado de congresistas respaldaron políticamente los proyectos de ley, los cuales terminaron en la congeladora de las comisiones.
Todavía más absurdo es el hecho de que los funcionarios de la región obtengan ingresos similares a las de los legisladores locales y estatales.
Por ejemplo, Brian Brady, Gerente General del Distrito de Riego de Imperial, logró pactar con la Mesa Directiva un salario anual de 275 mil dólares.
En cuatro años de ‘sacrificio laboral’ se habrá convertido en millonario.
El Administrador de El Centro, Rubén Durán, obtiene cada 12 meses 175 mil dólares. Salarios similares tienen el Oficial Ejecutivo en Jefe del Condado, Ralph Córdova y el Administrador de Brawley, Garry Burroughs.
No muy lejos se ubican el Administrador de Caléxico, Ralph Vélez y su homóloga de Imperial, Marlene Best.
Decenas de funcionarios, entre jefes policíacos, expertos en finanzas, economía y obras públicas, tienen ingresos superiores a los 100 mil dólares al año, que la mayoría de la población no sólo critica, sino que además se siente insultada.
Tener que pagar el impuesto predial, energía eléctrica, agua, drenaje y recolección de basura, en muchas ocasiones, se convierte en un calvario para quienes ganan apenas uno o dos salarios mínimos, sin mayores prestaciones.
Por eso, la diferencia en ingresos entre altos funcionarios y el resto de la población sencillamente representa una bofetada con billete verde.
Muerte trágica…
Después de comer, Roberto López, de apenas cuatro años de edad, abrazó a su madre, Aracely González, y le expresó con palabras todo el cariño que sentía por ella.
Unos minutos después, por el cielo surcaron varias detonaciones de arma de fuego. Al pequeño lo alcanzaron dos balazos: uno que se alojó en su pecho y otro en el estómago.
Fue trasladado, inútilmente, al hospital, donde falleció poco tiempo después.
El menor fue alcanzado por un intercambio de plomo entre pandilleros, quienes presuntamente estaban cobrando venganza por un vehículo moderno y lujoso que poco antes había sido hurtado.
Mientras su madre estaba embarazada de Roberto, la familia se mudó al vecindario, el cual, según sus residentes, está plagado de violencia.
Si bien la historia podría ser digna de contarse en las páginas editoriales de la Ciudad de Tijuana, el incidente currió cientos de millas al norte, en el poblado de Echo Park.
Los familiares del menor desconocen si trasladarán el cuerpo a Magdalena de Tetela, Puebla, de donde son originarios, o bien lo sepultarán en el Condado de Los Angeles, donde se dedican a la venta de ropa en los ‘swap meets’ del Valle de San Fernando.
Pocos medios reprodujeron la nota, como La Opinión, en un texto de Isaías Alvarado.
Los tijuanenses y bajacalifornianos pueden, seguramente, sentirse identificados con la muerte del menor.
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