Thursday, October 15, 2009

Palabras de mi padre

Hace aproximadamente un cuarto de siglo, mi padre sostuvo con este escritor una de las conversaciones más importantes de mi vida. Desconozco si fue a instancias de mi progenitora, pero las pocas palabras que recibí marcaron de ahí en adelante mi conducta personal.
En aquélla ocasión, mi padre me interrogó: “¿Sabes por qué nunca probé la droga?”.
Yo solamente lo ví queriendo saber la respuesta.
“Porque me dio miedo enviciarme”, se contestó el hombre.
Aunque fue corta la charla, su importancia fue inversamente proporcional a la brevedad de la misma.
En algunas ocasiones me la ofrecieron: desde marihuana hasta cocaína.
Siempre me negué, pensando precisamente en el peligro que representaba el caer en las redes de la drogadicción. Venció en mí la razón por encima de la curiosidad.
Obvio es que no muchas otras personas tuvieron la oportunidad que la vida me brindó y sucumbieron al riesgo de probar los narcóticos, al grado de quedar pegados a éstos.
Según un estudio de marzo de 2008 de la Oficina Nacional de Políticas para el Control de las Drogas de los Estados Unidos, 3.3 millones de personas mayores de 12 años en California usaron la cannabis entre 2004 y 2005, que representaron el 11.4 por ciento de la población.
De esta cifra, alrededor de 458 mil eran adolescentes de entre 12 y 17 años de edad.
El mismo análisis reveló que casi el 8 por ciento de los alumnos que cursaban el séptimo grado consumieron marihuana, al igual que el 22 por ciento de los estudiantes de noveno y el 38 por ciento de los de onceavo, que lleva a esta droga ilícita a ser la más consumida por el estudiantado californiano.
La agencia federal reportó que la DEA arrestó en 2005 un total de 13 mil 75 personas, entre menores y adultos, por cometer crímenes en los que se vio involucrada la marihuana. El total de delincuentes arrestados por todas las drogas fue de 160 mil personas.
El gobierno federal envió a la cárcel a 789 personas por cometer delitos relacionados con la venta, el cultivo y el consumo de marihuana, que representaron el 43.9 por ciento del total de personas arrestadas por narco-delitos.
La DEA reveló que el 30 por ciento de los sentenciados federales cometieron crímenes por drogas, de los cuales aproximadamente el 44 por ciento se relacionaron con la marihuana.
De acuerdo al Departamento de Correcciones de California, de las 173 mil personas encarceladas en prisiones estatales durante 2007, el 21 por ciento cometieron crímenes por drogas.
Apenas mil 370 tuvieron qué ver con la marihuana.
Además, de los 127 mil ex prisioneros en libertad condicional, mil 907 habían cometido delitos relacionados con esta misma droga.
El Centro Estatal de Estadísticas de Justicia Criminal reveló que en 2007 hubo 74 mil arrestos por marihuana, un aumento del 13 por ciento en comparación con el año anterior. De éstos, 16 mil fueron detenidos por venta o cultivo de la cannabis, que representa un aumento del 19 por ciento y el resto por llevar consigo cantidades muy pequeñas, pero mayores a los 28 gramos permitidos.
En contraste, el número de asegurados por cometer crímenes relacionados con las drogas aminoró.
En 1972, el número de arrestos por consumir, vender o producir marihuana superó los 100 mil casos, cifra que se redujo a menos de 60 mil cuatro años despues.
Las detenciones llegaron a su punto más bajo en 1992, a menos de 40 mil, y repuntó a los casi 80 mil en 2007.
Hace un par de años, las agencias federales en el estado decomisaron 176 mil 378 kilogramos y casi 3 millones de plantas de la droga, mientras que la Oficina de Vigilancia contra Narcóticos (BNE) de la Procuraduría Estatal incautó 3 mil 358 libras y 1.6 millones de plantas de cannabis en 2006, principalmente en condados del norte del estado, así como en los de San Bernardino y Riverside.
Según las cifras, cuatro de cada cinco plantas fueron sembradas en terrenos públicos como parques y bosques estatales y federales.
La Campaña Contra Plantíos de Marihuana (CAMP, por sus siglas en inglés), creada en 1983 y en la cual participan más de 100 agencias policíacas del estado, realizó hace tres años 477 redadas, arestó a 27 personas e incautó 29 armas de fuego.
Nueve oficinas regionales y 30 fuerzas de tarea en todo California permitieron lograr este decomiso histórico.
A pesar del esfuerzo y los alcances del gobierno por terminar con las drogas, como se puede ver éstas siguen permeando en la sociedad.
La Administración de Salud Mental y Abuso de Sustancias de California informó en un reporte que en 2006 se registraron 193 mil personas en tratamiento por consumo de alcohol o drogas, de los cuales 28 mil 767 usaban la cannabis.
Lo peor es que casi 850 mil personas reconocieron que necesitaban tratamiento para sacarse la droga de las venas, pero no lo habían recibido.
La Organización Nacional para la Reforma de las Leyes contra la Marihuana (NORML) indica en su página de internet que en el estado se gastan alrededor de 156 millones de dólares en el combate al tráfico, producción y consumo de esta droga.
Esta organización pugna desde hace casi cuatro décadas por la legalización parcial de la marihuana.
En 1972, dio su apoyo a la Proposición 19, que perdió con el 67 por ciento de los votos en contra, y que proponía legalizar la marihuana.
En 1996, tres de cada cuatro ciudadanos que acudieron a las urnas, dieron su voto a favor de la Proposición 215, que autorizó el uso de la droga para fines medicinales. Esta ley tiene solamente al 10 por ciento de los 3 millones de usuarios en el estado en situación legal.
Cuatro años después, el mismo porcentaje de votantes respaldó en las casillas la Proposición 36, la cual permite dar tratamiento en lugar de cárcel a quienes consumen estupefacientes.
En su lucha, la organización parece no estar sola.
El Asambleísta, Tom Ammiano, un Demócrata gay de San Francisco, propuso el proyecto de ley AB 390, el cual legalizaría la posesión, venta, transporte y cultivo de la cannabis y cualquiera de sus derivados entre personas que tengan al menos 21 años.
De acuerdo al texto de la iniciativa, los permisos para comercializar la droga serían de 5 mil dólares la primera vez que se solicite y 2 mil los consecuentes.
La medida está congelada en los Comités de Seguridad Pública y de Salud de la Cámara Baja de California.
A nivel federal, el Congresista Demócrata, Barney Frank, de Massachusetts, propuso eliminar las penalizaciones contra quienes lleven hasta 100 gramos de la droga para su uso personal, siempre que no cometan crímenes.
Por su parte, el Senador Jim Webb, Demócrata por Virginia, presentó un proyecto de ley para crear la Comisión Nacional de Justicia Criminal, la cual estaría a cargo de analizar la posible legalización de la marihuana.
De acuerdo a este legislador federal, casi la mitad de las personas arrestadas por drogas en 2007 a nivel nacional, fueron por marihuana.
El mismo Webb agregó que tres de cada cinco personas encarceladas en el país no tienen antecedentes penales y venden cantidades pequeñas de esta droga. Como quien dice, no representan un peligro social.
Volviendo a California, la Secretaría de Estado autorizó recientemente la circulación de tres proyectos de iniciativa popular para legalizar la droga. Sus promotores deberán haber recopilado unas 433 mil firmas de ciudadanos inscritos en el padrón antes del 18 de febrero próximo para lograr colocarse en las boletas electorales de junio.
La idea es autorizar la comercialización de la marihuana para dejarla al mismo nivel que el alcohol.
Tal parece que los tres proyectos llegaron en el momento justo, ya que todas las encuestas de importantes medios de comunicación y empresas serias apuntan a que la mayoría de los votantes están a favor.
La Junta Estatal de Impuestos (BOE) estima que la legalización de la marihuana daría a las arcas estatales unos mil 400 millones de dólares anuales en ingresos.
Si se consumen unas 16 millones de onzas al año en California, la aplicación de una tarifa estatal de 50 dólares por onza permitiría el ingreso de 990 millones de dólares más otros 392 millones por impuestos.
En California se producen unas 8.6 millones de onzas al año, valuadas en 13 mil 800 millones de dólares, que convierten al estado en el principal productor del país.
Pero la organización NORML estima que, entre ahorro por el gasto de combate al tráfico de marihuana e impuestos, la generación para las arcas estatales podría ascender hasta los 2 mil 500 millones de dólares.
El narco-turismo inyectaría de 8 mil a 13 mil millones de dólares a la economía estatal y crearía de 36 mil a 58 mil empleos.
Pero los promotores parecen desestimar los efectos nocivos de la cannabis, que son mucho mayores que los del tabaco, como lo establece en un libro el Doctor Jesús Kumate Rodríguez, ex Secretario de Salud con Carlos Salinas de Gortari y Presidente del Concejo de la Organización Mundial de la Salud.
La actividad cerebral disminuye y puede llevar hasta la esquizofrenia, mientras aumenta exponencialmente el riesgo de sufrir un infarto y reduce el volumen del semen en los varones.
Y esto sin olvidar el enfrentamiento entre las leyes estatales y federales, así como la llegada al estado de organizaciones profesionales dedicadas a la producción de la droga.
La legalización, hasta ahora, parece estar en manos de los votantes.
Si como todo apunta, la marihuana es despenalizada, habrá que esperar el efecto en la sociedad californiana y, para contrarrestar su consumo, la educación familiar y escolar será la clave.
Yo sólo confío en que la mayoría de las generaciones actuales tengan padres como el mío, y que sus palabras se impregnen en cada una de sus células tal y como lo hacen los químicos que contiene la cannabis.

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