Thursday, November 12, 2009

Eléctrica Hermandad


Se inició en el sindicalismo en 1956, como aprendiz en el Condado de Beaver, Pennsylvania.
Su incorporación al movimiento sindical lo llevó a subir, poco a poco, en los escalafones de la organización: primero como registrador, luego como presidente y fundador de la Unión de Crédito y del Fondo de Becas.
Posteriormente se desempeñó como líder del Concejo Laboral Central en el condado.
De ahí brincó al Concejo Ejecutivo del Estado de Pennsylvania, cargo que ocupó durante dos décadas hasta 1997.
En enero del 2001, se le nombró Presidente Internacional, puesto en el que resultó electo ocho meses después y reelecto en 2006 en Ohio, durante la convención 37.
A lo largo de estos años, Edwin Hill ha participado además en organismos de beneficencia como United Way, así como en comités estatales de desarrollo económico, mesas directivas universitarias y médicas.
A pesar de no haber concluido carrera profesional, el actual líder de la Hermandad Internacional de Trabajadores Eléctricos ha logrado importantes avances para los 725 mil miembros de dicho sindicato que viven en Estados Unidos y Canadá, quienes se emplean en agencias públicas de servicios, construcción, telecomunicaciones, radiodifusión, manufacturas, ferrocarriles y gobierno.
Este organismo pertenece a la poderosa central laborista, AFL-CIO.
Ambas, junto a muchas otras organizaciones de trabajadores, han emprendido infinidad de luchas para abogar por sus derechos.
Una de las más recientes fue el cabildeo para la aprobación del Acta de Libertad de Elección del Empleado, la cual recibió el respaldo de un ex Senador de origen afroamericano y representante del Estado de Illinois, quien en enero cambió de residencia a una importante mansión de la capital del país.
La idea central de la iniciativa de ley era permitir a los trabajadores iniciar libremente con sus movimientos para formar sindicatos y negociar directamente con sus patrones.
Para ello, los sindicalizados buscaron 1 millón de firmas en apoyo al proyecto de ley.
Argumentaban que los patrones, opositores a la medida, tienen la capacidad de intimidar, acosar y hasta despedir a quienes pretendan formar lo que llaman acá una “unión”.
Incluso, durante la campaña presidencial del año anterior, descubrieron las verdaderas intenciones del Republicano, John McCain, para con el proyecto.
Pero ahí no se detiene la presión política del sindicato hacia los funcionarios electos.
Cada año, el IBEW hace público el voto de todos y cada uno de los congresistas y senadores federales sobre diversas iniciativas relacionadas con la actividad laboral.
Legislador por legislador es calificado conforme a la forma en que se registra su intención hacia las propuestas.
De hecho, los legisladores Republicanos se han pronunciado en contra del proyecto de ley de libertad sindical –originalmente presentado por el fallecido Senador, Ted Kennedy, en 2007-, al argumentar que esto afectará a los trabajadores, ya que se cambiaría la votación de boleta secreta a tarjeta de registro, minando así el proceso democrático sindical.
Y a pesar de la controversia alrededor de la medida, no me los imagino tomando las carreteras que llevan de Virginia o Maryland al Distrito de Columbia, ni haciendo un movimiento como el de su contraparte azteca, el Sindicato Mexicano de Electricistas, por varias razones.
En primer lugar, el gobierno federal de Estados Unidos no posee empresas productoras o distribuidoras de electricidad.
Las hay oficiales, pero a nivel local.
Además, el Presidente Barack Obama, surgido de las filas sindicales, no se atrevería a tocarlos, como sí lo hizo su colega mexicano, Felipe Calderón.
En segundo lugar, para hacer manifestaciones callejeras, antes se debe solicitar un permiso a la autoridad competente.
Cerrar carreteras federales le costaría en imagen a los eléctricos hermanos por las molestias que ocasionarían a los automovilistas, sin dejar a un lado las repercusiones policíacas.
Finalmente, la cultura política en el país de las barras y las estrellas es sumamente distinta. La estrategia de los sindicatos en general de este lado del Río Bravo es de cabildeo, negociación y presión a través del voto o la revocación de mandato para lograr sus fines.
Y eso que el IBEW es casi 18 veces mayor que el SME.

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