Thursday, January 31, 2013

El pecado de Obama

Por Arturo Bojórquez*

Luego de años de dimes y diretes, de promesas e ilusiones, esta misma semana nos presentaron dos propuestas de reforma migratoria.

El lunes tocó el turno a un grupo de ocho legisladores de los dos principales partidos politicos de los Estados Unidos. En este bando se encontraban el ex candidato presidencial, John McCain (quien hace algunos años presentó una propuesta similar junto a su finado colega, Ted Kennedy, para luego irse al otro lado del espectro político a fin de lograr su reelección en Arizona) y el floridense, Marco Rubio, ambos del Partido Republicano.
Por el lado Demócrata, el más destacable es el único legislador hispano de dicho instituto politico en la Cámara Alta: Bob Menéndez, de Nueva Jersey.
El martes, tocó el turno al Presidente, Barack Obama, quien curiosamente fue a Las Vegas a presentar su propuesta, quizá porque se trate de una apuesta política, una de las más importantes de su octenio.
En esencia, las dos medidas son similares: ambas buscan la paulatina legalización de millones de indocumentados, reforzar las aduanas y fronteras, contar con un programa de trabajadores temporales y castigar severamente a los empresarios que contraten empleados con estancia clandestina en el país, así como dar más ‘tarjetas verdes’ a profesionistas con maestría y doctorado en áreas especiales de estudio y lo mismo para inversionistas extranjeros.
El paquete de reformas trajo reacciones sumamente positivas en prácticamente todo el mundo, pero en lo particular dentro de la comunidad latina de Estados Unidos y en México. Desde políticos hasta activistas, todos vieron con buenos ojos y prácticamente dieron su bendición a esta posible reforma al sistema migratorio, que también todos reconocen que no funciona.
Hay algunos detalles entre los dos proyectos de ley que, una vez vistos con lupa, podrían echar por la borda el esfuerzo de las partes.
Una de estas peculiaridades es el trato a los campesinos indocumentados: mientras el residente de la Casa Blanca busca darles un trato similar al que se dará a la población en general, los legisladores pretenden crearles un programa especial, sin haber dado muchos detalles.
Otra de las diferencias, y creo que será la que terminará por radicalizar el asunto, es el permitir a homosexuales y lesbianas traer a la legalidad a sus parejas, como fue expuesto por el mismo mandatario nacional.
Esta parte traerá bastante controversia al debate. Y aunque más de la mitad de los norteamericanos están a favor de otorgar mayores derechos a las parejas del mismo sexo, creo que incorporar este detalle fue un error mal calculado por Obama.
Si bien es cierto, sumamente justo es el otorgar derechos similares a todas las personas, sin importar sus preferencias sexuales ni cualquier otra condición personal, también es verdad que hay quienes no sienten pánico, sino terror nada más de pensar en la inmigración legal de homosexuales.
Y ese es el principal pecado político cometido por la Casa Blanca. Para el sector más conservador de la sociedad y del Republicano (los mismos que llevaron a la derrota al ahora ex candidato, Mitt Romney), va a resultar sumamente difícil saltar el cerco ideológico y votar a favor de la propuesta.
Además, hay que recordar que los Republicanos tienen dominada la Cámara Baja y en el Senado bien pueden aplicar el llamado filibusterismo para dejar a la reforma migratoria durmiendo el sueño de los justos.
Por eso, le puedo apostar con muchas posibilidades de ganar que, en caso de no sacar esta parte del proyecto de ley, las probabilidades de que la reforma sea autorizada son muy pocas, si no es que casi nulas.
La Casa Blanca y los legisladores federales Demócratas tienen en sus manos la responsabilidad de sacrificar de cierto modo a las parejas homosexuales y darle a la gran mayoría la ansiada legalización.
De ellos depende acabar con la disfunción migratoria que por años ha sufrido el país y los inmigrantes, en su mayoría latinos.
*Arturo Bojórquez es editor del Semanario Adelante Valle que se publica en el Condado de Imperial. Tiene más de 20 años como periodista, en los cuales ha pasado por prensa, radio y television tanto en Mexicali como en el Valle Imperial.

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